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HERRERA DE PISUERGA: Del tema de los perros hay para dar y tomar. En casa...

Dicen que el perro y el niño van donde les cariño.
No es lo mismo un perro y un niño criados en ciudad que en un pueblo, en la ciudad siempre van de la mano de alguna persona mayor en caso del niño o con correa si es un perro. Cuando tenía cuatro años paseaba por Herrera con total libertad, los perros también disfrutaban de esa libertad con muy temprana edad. A los niños se les conocía por ser hijo de.. y de.. o nieto de…, con los perros pasaba lo mismo, se sabía quien era su dueño, no hacía falta colocarles un chip.
Florijuan tenía un perro de la raza Mastín, de color marrón. El padre de un amigo (no recuerdo su nombre) también tenía un mastín de color blanco, estos residían en la casa de los Zuritas; cuando iba a ver a este amigo, el perro de éste se acercaba a mi, no sé, si con la intención de babearme o morderme, solo sé que me temblaban las piernas del terror que me causaba; Otro mastín era propiedad del señor Abrahán, éste también era de color blanco, durante una temporada de trilla lo dejo encadenado a la maquina que tenía en la era, para evitar que le volviesen a sustraer el grano trillado, estos perros citados circulaban por el pueblo con total libertad, así como gran número de ellos, los que más abundaban eran los de caza, todos sabían volver a su casa sobre todo a la hora de la comida.
Sin lugar a dudas el perro es el animal más noble que hay, he podido comprobar que puede ser todo lo fiero que cualquiera se pueda imaginar, si el detecta que le vas a socorrer no hará nada para impedirlo, (como tirar mordiscos) es más, una vez rescatado no se separara de la persona que le ha ayudado a sobrevivir. Recientemente rescatamos uno que se había quedado atrapado en un acantilado, cuando se encontró a salvo, no hacía otra cosa que mover la cola y correr de las piernas del dueño a las piernas de su salvador, al final se quedo con el dueño.

Del tema de los perros hay para dar y tomar. En casa de mis abuelos, los perros no eran bien recibidos debido en parte a un desgraciado accidente que tuvo mi tia Jose, con 3 años. El perro de unos amigos, dócil y bueno, la atacó con saña sin saber muy bien por qué. La tuvieron que ingresar en el hospital varios días (creo que estaban en Santander, no recuerdo muy bien) y aquello la dejó numerosas cicatrices en la cara y un miedo atroz. Así que en casa, se optó por los gatos. Aún así, recuerdo con mucho cariño los perros de caza de mi tio Tolín: el Kas, la Sally... les llevábamos pucheros con restos de comida a la portonera donde los guardaba. Y le ví llorar una vez porque un día de caza por accidente disparó bajo y mató a su perro. Es curioso, me inculcaron miedo-respeto a los perros y se lo tuve siempre hasta que un día, por esas cosas de la vida, llegó una cocker-spaniel a mi casa de Madrid. Con ella descubrí otro mundo por así decirlo y me volví "perrera, perrera" y donde dije digo, digo diego. También me acuerdo del mastín del señor Abraham que mencionas Arambol y que me parecía altísimo, seguramente porque yo era una enana...
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Recuerdo al Kas, era un pointer. Mi padre fue a cazar varias veces con Tolín cuando éramos vecinos. El perro que tenía mi padre se llamaba Tary, era un setter de color canela. A éste le pilló un coche y le rompió un brazo, cogió tal miedo a los coches que cuando oía a uno salía corriendo hasta que podía esconderse. Yo aprendí sitios donde se escondía porque había que ir a buscarle, menos mal que había pocos coches en esa época.