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En Herrera han habido grandes iniciativas que se ha convertido en grandes decepciones. En otros pueblos adoran y defienden lo suyo y nosotros hemos valorado más de de fuera que los nuestro. Tenemos plaza de toros y cuando hacen un festejo no vamos. Tenemos campo y equipo de fútbol y tampoco vamos a animar. Teníamos un banda de cornetas y tambores con un grupo de majorettes y desapareció. Se hacía un festival en Navidad, en el que participaba mucha gente que nos hacía pasar un buen rato y se dejó de hacer. Hubo la paradoja de contratar peñas de fuera para animar los desfiles, esto se arreglo cuando le demostramos al concejal de turno que era porque no contaba con la gente joven para hacer cosas. Siempre nos hemos ayudado poco, ha sido más fácil criticar que crear, criticar a los que hacían algo y ante la pregunta ¿tú que harías? la respuesta era "que lo hagan ellos que para eso están"
De esto habría mucho que hablar y me duele reconocerlo pero es real. Muchas veces nos dejamos ver más por el "qué dirán" que por devoción propia. Este foro es una muestra de que hay más herrerense ausente que residente.
Envío mi felicitación a los que pasan de críticas y hacen cosas con toda la ilusión y dedican mucho tiempo ha creer en Herrera.
Yo me pongo en primera persona en este comentario porque seguro que también he pecado de orgullo pero he participado siempre que he podido y recuerdo lo bonito y la ilusión de los preparativos.
Quizás deberíamos dejar de mirarnos el ombligo.
De esto habría mucho que hablar y me duele reconocerlo pero es real. Muchas veces nos dejamos ver más por el "qué dirán" que por devoción propia. Este foro es una muestra de que hay más herrerense ausente que residente.
Envío mi felicitación a los que pasan de críticas y hacen cosas con toda la ilusión y dedican mucho tiempo ha creer en Herrera.
Yo me pongo en primera persona en este comentario porque seguro que también he pecado de orgullo pero he participado siempre que he podido y recuerdo lo bonito y la ilusión de los preparativos.
Quizás deberíamos dejar de mirarnos el ombligo.