HERRERA DE PISUERGA: Hola Abuelo, ...

Hola marino9:
Quíen me iba a decir a mí, que después de los años, alguien me recordaría en el foro, mis tiempos en los
que me pasaba horas enteras,"arreglando" las novelas viejas, pues pasaban por tantas manos, que había que
repararlas bastante para que fueran "tirando". Los sencillos materiales que usaba, eran tijeras, cartulina,
papel, grapas y cola. Había dias, que salía de la Librería a lad 10 de la noche.
El cambio costaba, 1 peseta, las nuevas y 50 céntimos las viejas, Cuándo estaban demasiado deterioradas, si
no tenían arreglo; se echaban a la papelera. ¡Qué tiempos! Había mucha afición a la lectura de este tipo
de novelas. Los hombres leían del Oeste y Policiacas. Las mujeres, como es lógico, las de Amor. Los autores
más leidos eran: Estefanía en el Oeste y Corín Tellado con las de Amor.
Te agradezco que hayas hecho alusión a aquellas famosas novelas, porque me has hecho recordar tiempos
felices de la infancia. Un saludo.

Yo también lo recuerdo, había cambio de todo tipo de TBOs (Pulgarcito, DDT, Capitan trueno, etc). Creo que en la librería de Peral también se podían cambiar. También se cambiaban fotonovelas (mis tías me enviaban a cambiarlas y me tocaba acordarme de las que les había llevado). Era un sistema leer económico porque no todos podíamos comprarlos nuevos y, de esa manera los leíamos todos. De la misma forma en las librerías podían sacar rendimiento a números atrasados que no habían vendido. Las épocas duras estimulaban el ingenio.

Uf, habéis destapado la caja de Pandora con este tema. Yo, me pasaba las horas muertas, en la trastienda de mi tío Tolín (Peral), leyendo todo lo que caía en mis manos. Siempre quería que me dejasen despachar, nos hacía ilusión a todos los sobrinos, pero mi tía Angelines, solo me dejaba hacerlo con la gente que venía a cambiar novelas de amor o del oeste, telenovelas y tebeos. Recuerdo que las peluquerías eran las que se llevaban las telenovelas nuevas, algo así como ahora, que tienen lo último de la prensa del corazón. A esta modesta librería debo el hábito de leer, porque fue aquí donde comencé a leer libros de "mayores" de una columna de libros de Plaza y Janes que había a la entrada de la librería. Recuerdo aquellos primeros títulos como se recuerda la primera película que vemos en el cine. Mi tía despachaba por la mañana y mi tío, por la tarde, y también enmarcaba cuadros, así que a mi, me "echaba" de la trastienda a la casa de la señora Luisa (madre de mi tío Tolín), por una puerta que había. Era y supongo que todavía es, una casa increíblemente hermosa, por si alguno ha tenido la oportunidad de conocerla. Allí también, cuando hacia sol y buena temperatura, coincidía con el señor Roga (Rogaciano) ya en su vejez y me sentaba con él a charlar (me pregunto de qué hablaría una chiguita de 8 años, con un señor ya cercano a sus 90, pero es cierto que nos entreteníamos mutuamente).
Lo recuerdo como si fuera hoy, apoyado en la alberca del huerto... Muchos recuerdos hay alrededor de este tema, muchos....

Para La Lyddia.
En ocasiones, escuchando conversaciones de las gentes de Herrera, se hablaba del señor Rogaciano (Roga) y lo hacían como si se tratara de un hombre muy peculiar en su pueblo. Como en tu mensaje Lydia, mencionas a este señor, apuntando a la ves que le conociste en vida teniendo contacto y trato con él. Pues ante esto, me agradaría (si no existe inconveniente por tu parte), nos contases algo (lo que sepas) sobre las peculiaridades y demás vivencias de este señor, familia, actividad, estatus, etc.. Saludos LYDIA y gracias por tu gran aportación a este foro.

Hola Abuelo,
la verdad es que me haces una buena pregunta sobre "el señor Roga". Le conocí, pero como digo en mi mensaje, yo era una cría y el un anciano nonagenario ya, creo. Coincidimos, por tanto muy poco como para poder tener mucha información sobre su persona. Sin embargo si recuerdo cosas y conversaciones que he escuchado sobre él. Antes de transmitirlas y compartirlas en el foro, las voy a contrastar primero, no vaya a ser que lo que yo recuerde no concuerde con la realidad. Lo que si tengo guardado en mi memoria de niña, es que tenía paciencia conmigo. Yo tenía unas pinturas y un cuaderno y le dibujaba, como digo en la huerta. Él "posaba" para mi y se reía mucho cuando al final le enseñaba el resultado (cualquier parecido con la realidad era pura coincidencia, como es de imaginar) pero tenía mucha retranca y guasa porque, al ver el desastroso dibujo, el pobre siempre me decía: me has pintado muy bien la boina, muy bien pintada. Y yo me quedaba tan a gusto, creyendo que Velázquez me había hecho una visita y me había traspasado sus dones. Una risa.