Ayer despedimos en Barcelona a Félix. Fuimos muchos los que allí nos juntamos para decirle adiós; tantos que apenas si cabíamos en la capilla del tanatorio. Allí estaba su mujer, Alicia, rota por el dolor; Manolo, su hermano, aguantando el tipo como podía el hombre; y también ese chiguito tan majo, que era el orgullo de su padre, Adrián, que con sólo diecisiete años demostró con su actitud que ya está hecho un hombre. Por voz de su prima, Adrián le dedicó a su padre una carta de despedida que nos rompió el corazón a todos........ mucha pena, mucha emoción, mucha tristeza!. De sobra sabemos que cumplirá con todo lo prometido a su padre..... porque....... de tal palo tal astilla!
Hoy que tengo la mente un poco más despejada, aunque sigo pensando en Félix con un nudo en la garganta, me consuela saber que ha sido un tío afortunado porque a amor de su familia y cariño de sus amigos pocos le pueden ganar y eso lo dice todo de una persona.
Casi no nos ha dado tiempo a hacernos a la idea de su marcha que ya se le echa tanto y tanto de menos.....
Hoy que tengo la mente un poco más despejada, aunque sigo pensando en Félix con un nudo en la garganta, me consuela saber que ha sido un tío afortunado porque a amor de su familia y cariño de sus amigos pocos le pueden ganar y eso lo dice todo de una persona.
Casi no nos ha dado tiempo a hacernos a la idea de su marcha que ya se le echa tanto y tanto de menos.....