
¿Sigue habiendo mercados?
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En Herrera, siempre hubo buenos mercados. Recuerdo cómo se ponía el pueblo, los miércoles. Placilla del coche, Calle Colón, Plaza Mayor, Plaza de Santa Ana y Calle Real, eran un hervidero. Bares, Casas de comidas y el comercio en ge-
neral, estaban abarrotados de forasteros. Corrían los años 50 - 60, cuando había más carros que coches, y la gente de los pueblos de la comarca, madrugaban para estar en Herrera a buena hora. Por todas las calles se veian carros y
animales. Las Eras altas, eran aparcamiento perfecto para el vehículo agricola de entonces, pues estaban muy cerca
de todo el pueblo.
La Plaza de abastos estaba bien repleta de productos hortículas, verduras y frutas. Pollos, conejos, sin contar los
puestos habituales fijos de la Plaza de abastos: Carnicerías, pescaderías y fruterías; daba gusto ver el pueblo con
tanta gente. De algunos pueblos se desplazaban en furgonetas de Servicio Público y la gente disfrutaba tomando el
blanco y algún que otro "pincho" en los muchos Bares que siempre hubo en Herrera. Muchas veces, los hombres, con la
disculpa de comprar una Bobina de hilo para la mujer, o una libreta y un bolígrafo, se trasladaban a Herrera, pero
la verdad es que, lo pasaban en grande visitando todas las "tabernas" posibles. Después, cuando se acercaba la hora
de regreso a casa, les entraba las prisas, porque "se iba la KAU" que, es como algunos llamaban a la DKV. En fín, co-
sas que perduran en nuestra memoria y que es bueno recordar. Saludos.
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En Herrera, siempre hubo buenos mercados. Recuerdo cómo se ponía el pueblo, los miércoles. Placilla del coche, Calle Colón, Plaza Mayor, Plaza de Santa Ana y Calle Real, eran un hervidero. Bares, Casas de comidas y el comercio en ge-
neral, estaban abarrotados de forasteros. Corrían los años 50 - 60, cuando había más carros que coches, y la gente de los pueblos de la comarca, madrugaban para estar en Herrera a buena hora. Por todas las calles se veian carros y
animales. Las Eras altas, eran aparcamiento perfecto para el vehículo agricola de entonces, pues estaban muy cerca
de todo el pueblo.
La Plaza de abastos estaba bien repleta de productos hortículas, verduras y frutas. Pollos, conejos, sin contar los
puestos habituales fijos de la Plaza de abastos: Carnicerías, pescaderías y fruterías; daba gusto ver el pueblo con
tanta gente. De algunos pueblos se desplazaban en furgonetas de Servicio Público y la gente disfrutaba tomando el
blanco y algún que otro "pincho" en los muchos Bares que siempre hubo en Herrera. Muchas veces, los hombres, con la
disculpa de comprar una Bobina de hilo para la mujer, o una libreta y un bolígrafo, se trasladaban a Herrera, pero
la verdad es que, lo pasaban en grande visitando todas las "tabernas" posibles. Después, cuando se acercaba la hora
de regreso a casa, les entraba las prisas, porque "se iba la KAU" que, es como algunos llamaban a la DKV. En fín, co-
sas que perduran en nuestra memoria y que es bueno recordar. Saludos.
Angel, yo tengo todavía recuerdos de los mercados de los miércoles. Los foreros que sois mayores que yo, recordaréis la casa de mi abuelo paterno, (el tío Santiago), conocido así en Herrera, estaba enfrente de la del Sr. alcalde Sebín y su Sra Esperanza, más tarde fué vendida a un Sr. creo de Torrelavega y tuvo vacas, actualmente en dicho solar han construído pisos, por ciertos bonitos.
En la casa de mi abuelo, todos los miércoles solían dejan los animales algunos de los forasteros e incluso algún carruaje, por supuesto abonando alguna perrilla, un día una de mis tías me dijo; chiguito, vete con este Sr. a que beba el caballo y le llevé, al lado del corral del Sr. Matías donde guardaba las ovejas, muy cerca de la casa de mi abuelo, pues había una acequia ó algo así y recuerdo esta anécdota, porque el Sr. me dió una propinilla. Grandes recuerdos de felicidad, pero más nostalgia de aquellos años de niñez, que no volverán, pero relatándolos entre nosotros, nos hacen tenernos mucho más afecto.
Buenos días amigos. Juan Carlos Marcos.
En la casa de mi abuelo, todos los miércoles solían dejan los animales algunos de los forasteros e incluso algún carruaje, por supuesto abonando alguna perrilla, un día una de mis tías me dijo; chiguito, vete con este Sr. a que beba el caballo y le llevé, al lado del corral del Sr. Matías donde guardaba las ovejas, muy cerca de la casa de mi abuelo, pues había una acequia ó algo así y recuerdo esta anécdota, porque el Sr. me dió una propinilla. Grandes recuerdos de felicidad, pero más nostalgia de aquellos años de niñez, que no volverán, pero relatándolos entre nosotros, nos hacen tenernos mucho más afecto.
Buenos días amigos. Juan Carlos Marcos.