HERRERA DE PISUERGA: Otra vez vuelves a contar una historia interesante...

FRAY MATIAS DE LA PARTE
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En el siglo XV se funda en Herrera de Pisuerga el convento franciscano de San Barnardino. A partir de ese momento
los ideales de sencillez y pobreza, consustanciales a la orden fundada por San Francisco de Asís, empezarán a
irradiar por la comarca de Herrera tanto por el propio ejémplo de los frailes mendicantes como a través de la predicación de sus sermones de fiestas y días señalados. Poco se conoce acerca de las vicisitudes y afanes de la
congregación conventual herrerense durante sus más de trescientos años de existencia, no obstante, quedan en el
Archivo Parroquial de Herrera las Actas del proceso canónico de un franciscano ejemplar: Fray Matías de la Parte
Barriuso.
El documento citado indica que su nacimiento tuvo lugar en Olmos de Pisuerga el día 13 de diciembre de 1719.
Teniendo en cuenta que su tío y padrino, Antonio Barriuso, era capellán y beneficiado de Olmos, hay que suponer que desde su niñez Matías de la Parte vivió en un ambiente de religiosidad. A ello se deberá su temprano ingreso
en la orden de San Francisco, tomando el hábito en el convento de Segovia. Los deseos de Fray Matías de servir en
misiones se ven cumplidos cuando sus superiores le destinan a tierras mejicanas. De esta etapa americana se sabe
que el fraile de Olmos llegó a ser Predicador Apostólico en el Colegio de San Fernando, ascendiendo posteriormen-
te al puesto de Maestro de novicios en el citado colegio. Una vez vuelto a España Fray Matías será destinado al
convento de Herrera; al parecer, su débil naturaleza estaba necesitada de reposo tras los años pasados en América.
En el convento de San Bernardino se inicia un nuevo e importante capítulo en la vida del fraile de Olmos. Las
declaraciones que sobre él hacen sus hermanos de convento en las Actas del proceso canónico lo presentan adorna-
do de las virtudes del franciscano: oración fervorosa, obediencia humilde, austeridad y pobreza ejemplares. Además
de las salidas a predicar a los pueblos de la comarca, Fray Matías desempeñaba el cargo de confesor ordinario de
las religiosas del convento de clarisas de Aguilar de Campoo. Allí había acudidl el 4 de abril de 1770 momento en
que enferma de semitercianas malignas, según le diagnostica el médico aguilarense Miguel Arroyo; la gravedad de su
situación no le permitirá moverse de Aguilar y allí muere el 23 de abril.
Tras su. muerte se inicia una nueva etapa, tal vez insospechada por el propio fraile francis c ano. Las Actas del proceso canónico indican que el día siguiente de la muerte de Fray Matías una multitud de aguilarenses se agolpa
a las puertas del convento de clarisas para contemplar el cadaver de miembros aún flexibles y tocar su hábito de
franciscano. Las monjas pretenden enterrar al fraile pero la multitud lo impide y el cadaver queda depositado en
la sacristía del convento. Para entonces la comunidad franciscana herrerense ha planeado un proyecto de recupera-
ción de los restos mortales de su hermano de convento. A las diez de la noche del día 24 tres frailes saldrán a
caballo del convento de San Bernardino rumbo a Aguilar; llegarán a las dos de la madrugada al monasterio de cla-
risas y allí uno de éllos, el padre Manuel Vega, conocedor de las dependencias conventuales como vicario que es de
las religiosas, les dirigirá a la sacristía de donde recogerán el cadaver de Fray Matías; tras colocarlo en dos
talegas de paja lo cargarán a las caballerías y, con el mayor sigilo, vuelven a Herrera. El hermano Bernardo Alejo,
en su declaración de las Actas del proceso, detalla las peripecias novelescas del regreso nocturno, sin luna y lloviendo, indicando que ocho vecesestuvo a punto de caerse el cadaver de las alforjas al suelo. A primera hora de
la mañana la fúnebre comitiva llega a Becerril del Carpio donde los frailes se detienena descansar. Aquí les al-
canzarán los desilusionados aguilarenses que tras descubrir el "hurto" han salido en pos de éllos y que acompa-
ñarán hasta su destino final a los restos del "santo", envuelto ahora en limpias sábanas y depositado en un carro
tirado por vacas. A las doce de la mañana llegan a Herrera y depositan el cuerpo en el altar mayor de la iglesia
conventual.«El cadaver del franciscano sigue manteniendo las caracteríticas de un cuerpo vivo y levemente dormi-
do; en él los sangradores practican alguna punción y "brota sangra con normalidad"».
A las cinco de la tarde del día 26 se realizó el entierro, celebrado por más de "cuarenta sacerdotes", presidido
por las autoridades locales y rodeado de numerosa multitud. A Fray Matías se le dio tierre en la Capilla Mayor de
la iglesia del convento, junto al altar de San Antonio. Tras su muerte se suceden "curaciones milagrosas" y acon-
cimientos prodigiosos que se suponen ocurridos por su intercesión y que los clérigos de Herrera detallan en las
Actas del proceso de beatificación. Gracias a dichas Actas se ha podido conservar la memoria de Fray Matías y re-
vivir un momento especial de la historia de Herrera de Pisuerga.

Fuente: PAPELES HERRERENSES I (Miguel Angel Ortiz Nozal "testigos de nuestra tierra: Fray Matías de la Parte"

Otra vez vuelves a contar una historia interesante de Herrera!. Nunca oí hablar de Fray Matias de la Parte. Te lo curras Angel. Me ha gustado mucho y la explicación de los nombres de los puentes también. Un saludo.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Gracias, Araceli. Siempre es bueno saber que lo que escribimos, es leido por otros y que no cae en "saco roto".
Me complace saberlo y te envío un abrazo.