Ofertas de luz y gas

HERRERA DE PISUERGA: ¡Cuánta razón tienes! Cuando a veces me cuesta hacer...

¡Madre mía, qué foto he descubierto! Qué útiles fueron estos sencillos
artilugios. Yo recuerdo luz eléctrica, pero antes de que ésta llegase
a los pueblos y a las casas, eran de uso obligado, pues el candil y la
vela, eran las únicas cosas que existían para alumbrarse. ¡Si aquellas
mujeres pudieran contar, todo lo que cosieron con esta única luz que
había en la casa. Leer, escribir, hacer la cena. Y en invierno, con los
días tan cortos, cuántas horas "matándose la vista", y sin embargo, al
no haber otra cosa, tuvieron que amoldarse a vivir así. Viejos tiempos
que por suerte ya pasaron. Ahora tenemos todos los adelantos habidos y por haber, y sin embargo el mundo no es más feliz. Muchas guerras y
atentados. Hambre y miseria por doquier. Mucha gente sin trabajo, mucha
contaminación de todo tipo. Un caos general y poca esperanza de que
alguien pueda cambiar todo ésto. En fín, no quiero ser agorero, pero lo
que se ve, producepoca alegría

¡Cuánta razón tienes! Cuando a veces me cuesta hacer ciertas cosas, pensó mucho en la vida de nuestras abuelas, desde que comenzaban el día encendiendo la lumbre!
Y ¡qué injustos somos disfrutando de tanto mientras ahora muchos llevan una vida durísima! Lo que impresiona es ver en ciertas circunstancias caras alegres, en contraste con caras serias y tristes en medio de abundancia material. Con razón dicen que las mayores alegrías no las proporciona el dinero. Pero... el dolor por tantas miserias...
Un abrazo, Ángel.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Pues sí, María Jesús. A veces no sabemos lo que tenemos precisamente ahora, que el hombre ha llegado tan lejos, que
ya no sabe qué artilugio, máquina o robot, será el próximo invento. Pero, ¡Ay!, el exceso de máquinas e informática,
está creando más paro. El hombre, la mujer; el ser humano ya no hace falta. El hombre, la máquina más perfecta, puesto
que es el creador de todas las máquinas, se ha pillado los dedos. Ya el ordenador, dejó las oficinas casi vacías,él
hacía el trabajo de varios empleados. Antes, se necesitaban varios soldadores para hacer chasis de automóvil, ahora
un robot hace el trabajo. Es muy cierto que el dinero no da la felicidad, pero no es menos cierto que sin él, nada
se consigue. La salud y el dinero, van unidos. Uno necesita del otro. Cada vez hay más ricos, pero tristemente, cada
vez también hay más pobres. Nunca se había visto tanta gente sin hogar, durmiendo donde pueden. Los comedores soci-
ales, cáritas, bancos de alimentos se ven desbordados. Bueno, voy a dejarlo porque no se trata de llorar, pero para
mucha gente, ya no hay salida; sólo son dueños de la noche y el día. A veces quiero ser optimista y tengo la espe-
ranza de alguien haga algo, pero ¿quién?. Ahí lo dejo. ... (ver texto completo)