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Repasando las fotos... me he detenido a contemplar esta bonita imagen de estos enormes "chupiteles" que cuelgan del tejado de esta casa.
Con las bajas temperaturas que estamos teniendo actualmente, imagino que esta estampa se repetirá en estas fechas.
Para todos los que hemos vivido en Herrera; imágenes como esta, están en nuestra memoria y nos trasladan a nuestra niñez... recordamos como eran nuestros inviernos allí, al calorcito de la "glorieta" o de las estufas, y también cocinas de carbón que caldeaban nuestros hogares y que hacían que es frío que había en la calle no se notara dentro.
Buenas noches foreros.
Con las bajas temperaturas que estamos teniendo actualmente, imagino que esta estampa se repetirá en estas fechas.
Para todos los que hemos vivido en Herrera; imágenes como esta, están en nuestra memoria y nos trasladan a nuestra niñez... recordamos como eran nuestros inviernos allí, al calorcito de la "glorieta" o de las estufas, y también cocinas de carbón que caldeaban nuestros hogares y que hacían que es frío que había en la calle no se notara dentro.
Buenas noches foreros.
Me encanta esta foto con los larguísimos chupiteles y estoy dando vueltas en la cabeza a tejados y casas bajas que los tenían y nos encantaba cogerlos. Me he acordado de una casa de la calle Corredera, en la que vivía una señora que conocíamos como la cubana; en buen tiempo solía sentarse a la puerta y creo recordarla también fumando; no se si es así o lo he soñado. Seguro que Ángel y algunos más pueden precisar algo más.
Luisa M, qué bien nos sitúas en los espacios de calor acogedor en los días fríos de invierno; cómo no recordar la trébede de la cocina en casa de la Panera, de la calle Soledad, donde nació años más tarde nuestra forera Aurita (en el encuentro del pasado junio tuvimos tiempo de compartir durante la comida muchos recuerdos de aquella casa y cocina. Hoy voy a añadir otro recuerdo dedicado a tu abuela Trini, siempre muy querida en mi casa: gracias a ella un 16 de febrero me facilitó en aquella cocina poder felicitar a mi padre, pues era su cumpleaños y el día anterior se había enfadado conmigo por tener que ir a buscarme a casa de Carmina Bruyel, cuando hacía mucho frío y ya era de noche para que "una niña anduviese por las calles". Como no me atrevía a felicitarle cuando llegué a mediodía del colegio a casa, se lo conté a tu abuela y ella, cariñosa y con su buena mano, lo hizo muy fácil. Fue en unos días "de matanza" en nuestra casa.
Después, en la casa de la calle Barquillo, qué bien se estaba en la glorieta y cuánto se sentía salir de ella.
Luisa M, qué bien nos sitúas en los espacios de calor acogedor en los días fríos de invierno; cómo no recordar la trébede de la cocina en casa de la Panera, de la calle Soledad, donde nació años más tarde nuestra forera Aurita (en el encuentro del pasado junio tuvimos tiempo de compartir durante la comida muchos recuerdos de aquella casa y cocina. Hoy voy a añadir otro recuerdo dedicado a tu abuela Trini, siempre muy querida en mi casa: gracias a ella un 16 de febrero me facilitó en aquella cocina poder felicitar a mi padre, pues era su cumpleaños y el día anterior se había enfadado conmigo por tener que ir a buscarme a casa de Carmina Bruyel, cuando hacía mucho frío y ya era de noche para que "una niña anduviese por las calles". Como no me atrevía a felicitarle cuando llegué a mediodía del colegio a casa, se lo conté a tu abuela y ella, cariñosa y con su buena mano, lo hizo muy fácil. Fue en unos días "de matanza" en nuestra casa.
Después, en la casa de la calle Barquillo, qué bien se estaba en la glorieta y cuánto se sentía salir de ella.
María Jesús: agradezco tus palabras, sobre todo la alusión que haces al recuerdo de mi querida abuela Trini. Un cariñoso saludo.
Aprovechando ahora la foto de los enormes "chupa-chupas" de hielo, recuerdo los juegos de los chavales, cuando
caían aquellas nevadas. Aparte de los muñecos y las bolas gigantes, teníamos las batallas de proyectiles con las
bolas de nieve bien apretadas, que dolía cuando te daban. Después, lo típico eran los "resbalizos. Aplastábamos con
los pies, un tramo de cinco metros como mínimo y cogiendo impulso, patinábamoos por el camino helado. Eran otros
tiempos. Seguro que ahora, nadie patina en la nieve. A ésto, lo llamo nostalgia.
caían aquellas nevadas. Aparte de los muñecos y las bolas gigantes, teníamos las batallas de proyectiles con las
bolas de nieve bien apretadas, que dolía cuando te daban. Después, lo típico eran los "resbalizos. Aplastábamos con
los pies, un tramo de cinco metros como mínimo y cogiendo impulso, patinábamoos por el camino helado. Eran otros
tiempos. Seguro que ahora, nadie patina en la nieve. A ésto, lo llamo nostalgia.
