OLORES EN EL RECUERDO
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Voy a hablar de un tema que, puede parecer no tener importancia, pero yo al menos, lo tengo muy presente y me tras-
Lada a la infancia. Los olores de los distintos comercios y sobre todo, de los diferentes artículos.
Voy a empezar con el Almacén de los Zurita. Nada más entrar ya se notaba, se trata del vino. Era un pasillo con
Cubas a izquierda y derecha; olor inconfundible. Otro líquido, imprescindible en la cocina, el aceite. Tenía un olor
característico y lo tenían en depósitos muy grandes. Si entramos en las tiendas de comestibles, tenemos varios
productos de olor muy personal. Las sardinas arranques, el bacalao es salazón y los quesos con su olor penetrante.
y terminó con el escabeche de barril. Las zapatería con el olor a cuero, el agradarle olor de las carpintería; la
madera siempre me gustó. En la imprenta de mi tío Vicente, era penetrante el olor de la tinta. No podemos olvidar,
los comercios de tejidos, las telas también tienen su olor personal. El olor de los callos que guisaban en Casa
Barreda. El olor de la gasolina del surtidor de Emilio Gutíerrez. El chocolate de Mata. La Fábrica de fideos de
Miguel Zurita. El molino que atendían Félix Mahamud. El alquitrán, cuando hacían carreteras. Después de las lluvias
de Abril, el olor a tierra mojada. Los campos de cereal. Cuando hicieron el Parque, era impresionante la fragancias
de los Rosales. El olor a Incienso, cuando el monaguillo movía el Incensario. El carbón de Tejedor. Cuando hacían
morcillas. El nauseabundo olor de los retretes de la Escuela, es punto y aparte.
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Voy a hablar de un tema que, puede parecer no tener importancia, pero yo al menos, lo tengo muy presente y me tras-
Lada a la infancia. Los olores de los distintos comercios y sobre todo, de los diferentes artículos.
Voy a empezar con el Almacén de los Zurita. Nada más entrar ya se notaba, se trata del vino. Era un pasillo con
Cubas a izquierda y derecha; olor inconfundible. Otro líquido, imprescindible en la cocina, el aceite. Tenía un olor
característico y lo tenían en depósitos muy grandes. Si entramos en las tiendas de comestibles, tenemos varios
productos de olor muy personal. Las sardinas arranques, el bacalao es salazón y los quesos con su olor penetrante.
y terminó con el escabeche de barril. Las zapatería con el olor a cuero, el agradarle olor de las carpintería; la
madera siempre me gustó. En la imprenta de mi tío Vicente, era penetrante el olor de la tinta. No podemos olvidar,
los comercios de tejidos, las telas también tienen su olor personal. El olor de los callos que guisaban en Casa
Barreda. El olor de la gasolina del surtidor de Emilio Gutíerrez. El chocolate de Mata. La Fábrica de fideos de
Miguel Zurita. El molino que atendían Félix Mahamud. El alquitrán, cuando hacían carreteras. Después de las lluvias
de Abril, el olor a tierra mojada. Los campos de cereal. Cuando hicieron el Parque, era impresionante la fragancias
de los Rosales. El olor a Incienso, cuando el monaguillo movía el Incensario. El carbón de Tejedor. Cuando hacían
morcillas. El nauseabundo olor de los retretes de la Escuela, es punto y aparte.