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HERRERA DE PISUERGA: Bueno, coincidimos en que somos más de montaña; no...

En mi estancia en Herrera el día del cangrejo, ha sido como reactivar mi memoria, hacerla volver hacía atrás un porrón de años. Hablar con personas a las que hacía mucho tiempo con la que no tenía ninguna comunicación, conocer a otras con las que creo que nunca tuve la ocasión de haber intercambiado alguna palabra, o quizás sí, pero no lo recuerdo.
Lo que más siento no haber dedicado un poco de mis energías y tiempo para localizar a otras personas que en mi infancia y adolescencia fueron mis mejores amigos.
La primera experiencia de mi visita a unos familiares fue como revivir mi pasado, quise saludar a todos los miembros de mi familia, pero me fue imposible en el primer intento. Los adolescentes estaban descansando de sus actividades sanas, de todo el día anterior (como yo a la edad de ellos). Piscina, comer, piscina, salir a dar una vuelta para ver si localizo a la chica que me vuelve loco, cenar, fiesta y retirada a descansar, con tristeza porque uno de mis amigos se había ligado a la chica de mis sueños.
Durante la comida, les pregunte a los jóvenes de la familia, si no disponían de Tablet o teléfono móvil para ocupar su tiempo libre.
Me contestaron que en el pueblo se tiene todo el tiempo ocupado en disfrutar de la compañía de los amigos. No son necesarios estos instrumentos durante el tiempo estival.
Un saludo para todos.

Quiero decirle adiós a Fany desde el foro para recordar que nunca nos olvidaremos de ella. Ya sabe Juan Carlos cuánto la queríamos. Yo, al menos, era feliz viéndola todos los años desafiando a la "parca" cumpliendo un año más. Se me ha hecho complicado escribir en el foro estos días porque solo tengo el móvil y en Herrera funcionan muy bien las relaciones sociales tradicionales, el boca-oreja de toda la vida pero en cuanto cobertura de los teléfonos deja mucho que desear. No se si es bueno o es malo pero así son las cosas por aquí. Un abrazo a todos. Lalydia

Me sumo también desde aquí a la despedida a Fany, que cumplió el siglo de vida y esperamos que partió para otra mejor, con toda serenidad. Juan Carlos guardó silencio, llegó a Herrera con su mujer y su hermana; nos saludamos de acera a acera a la entrada de la plaza al comienzo del desfile y como habíamos quedado en hacernos la foto nada más acabar el desfile en la Puerta Nueva, tras el abrazo de saludo nos enteramos de la noticia. Pienso que vivimos unos minutos de sabor a gloria, con su hermana contemplando el paisaje y abrazada a uno de los árboles.
Estaba Vicente, con un aire marinero que nos trajo el sabor de Baleares. Muchos habéis disfrutado de esta fiesta muchos años, para mí ha sido la 3ª vez que estoy en Herrera en este día.
Un abrazo

Gracias, María Jesús, por mencionarme. Creo que no has acertado al decir que tengo un aire de marinero. Entre mis hobbis no existe ninguno que me relacione con el mar. Prefiero la montaña
Mi último viaje en barco que realice de forma voluntaria, de esto hace más de veinte años, dije que nunca más, desde entonces solo utilizo el avión.
Fue un viaje entre Denia y San Antonio (Ibiza), fue de lo más movido, por supuesto me tomé alguna que otra pastilla de biodramina. Después de pasarlo peor que mal, entramos en puerto, a continuación tiraron las maromas a tierra y se procedió al tensado de las mismas. Era imposible acercar el barco a tierra, el viento empujaba con fuerza sobre la embarcación, por lo que se decidió salir fuera del puerto y esperar a que amainara el temporal. Fueron tres horas horribles más las que duró la travesía.
Es cierto que he embarcado en ocasiones posteriores a esa, pero por circunstancias ajenas a mi voluntad. En una de ellas hice un descubrimiento curioso, observe que el casco del velero no era de madera, ni de fibra, ni de hierro, estaba fabricado con hormigón. Lo comente con viejos lobos de mar, No me creían.
Un saludo
Arambol

Un saludo

Bueno, coincidimos en que somos más de montaña; no obstante, debí asociar Baleares con tu visera blanca y tonos blanco y azul de tu vestuario; para mí fue acercar el mar a la meseta, nuestras huertas y a Peña Amaya: todo estaba allí hecho realidad, junto con el verdor de Asturias y sus montañas.
Gusta contemplar el mar, pero meterse dentro de él da respeto, verdad?
Un abrazo