¡Cómo pasa el tiempo!..., que diría el poeta. En unos días tan solo vamos a ver que ya ha pasado un mes desde que, de manera entrañable y con toda la parafernalia que le es propia, celebrábamos la última
Navidad, entre
nieblas, fríos y villancicos por doquier. Y, en realidad, parece que fue ayer cuando todo esto ocurría…
Nuestros pequeños
pueblos, que sobreviven como buenamente pueden a estos rigores climáticos del
invierno, con muy pocos habitantes ya en el censo de sus poblaciones, esperan con
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