La
torre es como un
faro en medio del
campo. Vayas por donde vayas, aparece la torre como vigía que nos orienta en el
camino. Y surgen nuevas vistas del
pueblo que no dejan de sorprendernos, puesto siempre son diferentes. Según la
estación de año, la hora del día, el estado del tiempo, los cultivos del campo... Y, por supuesto, la mirada del viajero que pone sentimientos en su mirada curiosa.