Las cigüeñas tenían, entonces, su nido en la torre de la iglesia. Esperabamos con ilusión su llegada. Su "tableteo" resonaba por todo el pueblo y alegraban el campo con su hermoso volar. Y no faltaban adivinanzas sobre las mismas:
- Es blanca como la nieve y negra como el carbón; las patas como una vela y el cuello como una hoz.
- Mis patas son largas, mi pico muy largo y monto mi casa en el campanario.
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