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Colmenar 2-AV 05, LA VID DE OJEDA

El señor Cayo se empinó, cortó un carraspo de la rama más baja y lo introdujo en la escriña, sacando el rabo por el agujero. Se llegó al chamizo, cogió el humeón y rellenó de paja el depósito. Parsimoniosamente raspó un fósforo y le prendió fuego. La paja ardía sin llama, como un pequeño brasero de picón de encina. Depositó el humeón en el suelo, tomó con un dedo una pella de miel y huntó las hojas exteriores del carraspo.
DVSC p. 94
-¿Me alcanza el humeón?
-¿El fuelle ese?
-El fuelle, sí señor....
MIEL IMPREVISTA

Volvió la abeja a mi rosal.
Le dije:
--Es tarde para mieles; aún me dura
El invierno.
Volvió la abeja...
...Elije
--le dije—otra dulzura, otra frescura
Inocente...
(Era la abeja oscura
Y se obstinaba en la corola hueca...)
¡Clavó su sed sobre la rosa seca!...
Y se me fue cargada de dulzura...
(Dulce María Loynaz).