Es difícil expresar lo que uno puede sentir al ser sorprendido por una mágica postura de sol. Pero los poetas nos pueden ayudar, como Gabriela Mistral con su poema ATARDECER:
Siento mi corazón en la dulzura
Fundirse como ceras:
Son un óleo tardo
Y no un vino mis venas,
Y siento que mi vida se va huyendo
Callada y dulce como la gacela.