El río está lleno de rincones hermosos. A la sombra del puente, el agua parece tomar un descanso en su largo peregrinar. El Burejo ya está lejos del punto de partida, al pie de la montaña palentina. Ahora está muy cerca del Pisuerga, donde tomará nuevos derroteros.
Desde el puente o desde la orilla del cauce, se puede disfrutar de este momento de luz y color.