El valle significa mucho para Daniel. Se sienta con sus amigos en una prominencia, contemplan y se dejan invadir por “una unción casi religiosa la lánguida e ininterrumpida vitalidad del valle”...En una ocasión Daniel está a punto de marearse, pensando en una estrella que cae y cae sin tropiezo... : “- No me hagas esas preguntas; me mareo. -¿Te mareas o te asustas? -Puede que las dos cosas”. Le “empezaba a dominar también un indefinible desasosiego cósmico”. En el Moñigo, el desasosiego cósmico de Daniel era una especie de pánico astral: “y Roque, el Moñigo, se sobrecogía bajo una especie de pánico astral”(El camino, de Miguel Delibes:la “circunstancia” rural de Daniel, el Mochuelo, Jorge Urdiales Yuste).