ES NECESARIO PROTEGER LAS ABEJAS DE MIEL.
En primer lugar, las abejas, como cualquier otro animal o planta, tendrían que estar protegidas porque forman parte del medio natural.
Las abejas de miel también son polinizadores. Junto con otros himenópteros, moscas de las flores, mariposas y coleópteros florícolas, son los responsables de la producción de semillas y frutos de muchas plantas. En general, las poblaciones de polinizadores disminuyen y la abeja de miel ha pasado a ser el polinizador mayoritario, sobre todo en los entornos agrícolas, y esto ha convertido la apicultura en un sector estratégico por su contribución a la producción agrícola y a la conservación de la flora autóctona.
Además, las abejas, mediante la apicultura, nos han dado productos que han estado siempre al lado de los humanos. Probablemente, la miel de romero o de tomillo que se obtiene de las colmenas actuales no se diferencia nada de la que comían los autores de las pinturas de la cueva de la Araña. Otros productos tradicionales, como la cera virgen y el propóleo continúan teniendo vigencia. El polen y la jalea real son productos apícolas, ricos en principios esenciales, que se han incorporado recientemente a la nutrición humana.
Así pues, reconociendo la función social y medioambiental que las abejas de miel cumplen, es necesar io garantizar su presencia en nuestros campos y parajes naturales y esto implica, hoy en día, mantener viva la apicultura. Mientras seamos capaces de asegurar el vuelo de las abejas, si conseguimos que perdure el zumbido de los insectos polinizadores, alejaremos la sombra de una primavera silenciosa y yerma (Fernando Calatayud).
En primer lugar, las abejas, como cualquier otro animal o planta, tendrían que estar protegidas porque forman parte del medio natural.
Las abejas de miel también son polinizadores. Junto con otros himenópteros, moscas de las flores, mariposas y coleópteros florícolas, son los responsables de la producción de semillas y frutos de muchas plantas. En general, las poblaciones de polinizadores disminuyen y la abeja de miel ha pasado a ser el polinizador mayoritario, sobre todo en los entornos agrícolas, y esto ha convertido la apicultura en un sector estratégico por su contribución a la producción agrícola y a la conservación de la flora autóctona.
Además, las abejas, mediante la apicultura, nos han dado productos que han estado siempre al lado de los humanos. Probablemente, la miel de romero o de tomillo que se obtiene de las colmenas actuales no se diferencia nada de la que comían los autores de las pinturas de la cueva de la Araña. Otros productos tradicionales, como la cera virgen y el propóleo continúan teniendo vigencia. El polen y la jalea real son productos apícolas, ricos en principios esenciales, que se han incorporado recientemente a la nutrición humana.
Así pues, reconociendo la función social y medioambiental que las abejas de miel cumplen, es necesar io garantizar su presencia en nuestros campos y parajes naturales y esto implica, hoy en día, mantener viva la apicultura. Mientras seamos capaces de asegurar el vuelo de las abejas, si conseguimos que perdure el zumbido de los insectos polinizadores, alejaremos la sombra de una primavera silenciosa y yerma (Fernando Calatayud).