Ay raulito, como te ries de las desgracias ajenas, pero te recuerdo que la joven wattemberg aderezaba su rostro con una sonrisa de oreja a oreja el día que se "perdió" con el aleman ese con el que se fue a pasar un fin de semana en nose donde. Bueno amiguito, recuerdos del padre de Paola, que a ver cuando te pasas por casa a tomar unos chismes. Un abrazo , el epifanito. Padre putativo.