CHISTE PARA TARDE DE REFLEXION
Un hombre ya maduro contrató una secretaria.
Era una mujer
joven, ingeniosa, gentil y, sobre todo, muy hermosa.
Un día, mientras tomaba dictado, notó que su jefe tenía la bragueta abierta.
Terminó el dictado y se dispuso a salir de la oficina cuando, antes de cerrar la
puerta, dijo:
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