La víspera de la matanza por la noche, ya se empezaba a picar la cebolla para las morcillas y se dejaban las sopas de pan preparadas en aquellos barreños de barro para luego al día siguiente que todo estuviera en su punto. De lo demás, se encargaban los hombres de la casa que eran los que hacían las tareas más fuertes. Los días que duraba la matanza, se hacía la catadura de las jijas, morcillas y cómo no, del magro del cerdo a la hora de estazarlo y picarlo para chorizos. La sangre y el hígado, se ... (ver texto completo)