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MANTINOS: DESPUES DE ESTAS FIESTAS, NOS PONDREMOS A REFLEXIONAR......

DESPUES DE ESTAS FIESTAS, NOS PONDREMOS A REFLEXIONAR...

Comidas de Navidad en la Corte

El exceso en las comidas durante la época navideña no es una moda actual, como puede sospecharse, porque la relación de platos especiales que se daba en las cocinas reales a los monarcas en el siglo XVII nos descubre lo abundante de las colaciones festivas durante la Navidad. Un plato tradicional que se servia estos días estaba compuesto por: Una torta con su lagarto de armas reales, una caja de perada de cuatro libras. Guindas dos libras. Albérchigos en almíbar dos libras.
Cuartos de membrillo una libra. Peladillas una libra. Peras bergamotas secas una libra. Mazapanes una libra. Bocados de durazno una libra Turrón de alicante dos libras, un bote de todas las conservas. Diacitrón una libra. Aceitunas una libra. Como puede apreciarse la tradición se ha conservado y la nómina de dulces podría ser la misma que hace cuatro o cinco décadas años tomábamos en Castilla.

No sólo había abundancia de dulces ya que en el año de 1695 la víspera de nochebuena a las diez de la noche el monarca Carlos II decidió que le apetecía en la festividad una cena de pescado, y la cocina preparó el siguiente menú: Caldo de pescado. 12 huevos frescos en cáscara. Una tortilla en agua de 12 huevos frescos. 12 Huevos frescos, abuñolados. Cacuela Monjuí de todas yerbas con 6 huevos frescos. Plato frito de seis docenas de ranas bermejuelas. Alcachofas, coliflor. Truchas en escabeche con salsa agridulce. 24 tortugas estofadas. Albóndigas de 6 docenas de ranas, con 6 huevos frescos. Ostras en escabeche rehogadas. Cazuela cuajada de coliflor, alcachofas y cardo. Dos besugos cocidos. Merluza fresca cocida. Dos besugos empanados. Anguila guisada en cazuela. Jigote del besugo.
Bermejuelas fritas. Escabeche en besugo caliente. Fruta real rellena de conservas y dulces. Platos de regalo para la Reina. Gigote de besugo para S. M. Coliflor cocida. Alcachofas fritas. Caldo de garbanzos. Sopas de gallo. Almendrada. Tallos de acelgas cocidas, y Peras en almíbar. Naturalmente que el monarca no se comía todo, pero se elaboraba para su disfrute y de lo sobrante, que era muchísimo, daban cuenta todos los componentes de su casa, oficios de boca y sirvientes principales.

Destacan los platos de ranas y tortugas para cumplir con la abstinencia, acompañados por pescados de mar, besugos, merluza y de río como truchas y bermejuelas, y el complemento de las verduras y el caldo de garbanzos.
A pesar de la religiosidad de los monarcas de la época que les obligaba al correspondiente ayuno y abstinencia en los días señalados de Pascua, los dulces se consumían incluso los días de ayuno «aunque en menor cantidad».
Como muestra de las colaciones de Navidad, es decir de los dulces que se tomaban entre horas, después de las comidas o en las meriendas, podemos ver las que sirvieron en la Navidad de 1680 a María Luisa de Orleans: Un escudo de pasta de mazapán con las armas de Castilla y León y Coronas Reales dorado y pintado. Una caja muy grande de conserva. Un plato de peras bergamotas secas y doradas. Un plato de cidras grandes secas y doradas. Un plato de florecillas de calabaza secas y doradas. Un plato de avecillas y animalillos de alcorza secos y dorados. Un plato de canelones de canela dorados. Un pastel muy grande de diferentes conservas de mazapán labrado, seco y dorado, y varios platos con toronjas pérsicos y limones secos y doradas. Finalmente un plato de turrón de Alicante que pesó 6 libras Œ (casi tres kgs.)

Por si no había suficiente a cada una de las cinco Damas de su casa se le dieron: Escudos de pasta de mazapán con las armas de Castilla, cajas alcorzadas y doradas, platos de limones secos y dorados, platos de rosquillas de alcorza dorados, toronjas. Papelillos de conserva, diacitrón, peras bergamotas secas y doradas, florecillas de calabaza doradas y un plato de turrón de Alicante.

Pero no sólo los monarcas hacían excesos pues un documento del Archivo Municipal de Valladolid de 1614 muestra cómo en los Hospitales también se celebraba con profusión la Navidad, pues relata la 'Cuenta y memoria de lo que se ha dado a los señores Cofrades del Hospital de Ntra. Sra., para la comida, a los que se hallaron en el Cabildo General del tercer día de Pascua de Navidad de este año de 1613 se compraron 17 pavos en Hornillos, 22 pares de capones, 7 gallinas por no haber más capones, 23 pares de perdices, 5 cantaras de vino de Alaejos (una para los criados), 34 reales de bizcochos, 1 onza de clavo y otra de canela y un limón para aderezar los pavos, más un azumbre de vino que faltó para el predicador más dos gallinas para el portero y aguador'.

Indudablemente fueron bien servidos los cofrades, alguno de los sirvientes y posiblemente los enfermos que podían acceder a estas comidas.

El total de la comida importó 831 reales y medio, es decir 28.271 maravedíes, lo que supone una fuerte suma, pues los comensales podían ser entre 70 y 80 personas lo que se deduce por el consumo de vino, quitando que se dio para criados y a los que trajeron los pavos y el vino, el gasto es de 10 reales por persona es decir 340 mrs. aproximadamente (diez veces el sueldo diario de un obrero), lo cual parece excesivo para una sola comida por muy festiva que esta fuera por la celebración del cabildo. No obstante este ágape se repetía año tras año pues existen relaciones de otras cenas similares.

Y todo esto en medio de la gran crisis de las finanzas reales de finales del siglo XVII, también entonces lo capeaban comiendo y bebiendo en abundancia la carraspada, bebida compuesta de vino de uva moscatel aguado con miel y especias que era tradicional de Navidad, propio de casas pudientes y que duraba los meses de invierno, durante los cuales se consideraba que era provechoso para el estomago seguramente maltrecho por tanta abundancia.