
Bueno, y ya que me he puesto a recordar, tampoco puedo olvidar la cocina llena de la matanza del cerdo.
La cocina llena de las morcillas y chorizos.! Vaya espectaculo!. Era llegar y sirvase usted mismo.
Bueno! la pieza que era la joya de la corona era el lomo. Fijaros que era el lomo y ahora ni lo miramos en la carniceria porque lo tenemos prohibido porque engorda y te pone a cien el colesterol.
Pero en aquellos días no existía el colesterol, lo que había era unas ganas de comer que te morías. Bueno, y la noche que metían el chorizo a la lumbre, y lo sacaban humeando, casi calcinado, pero como estaba de bueno. Que lo comías con aquel pan que era de morirse. Aquella grasilla que soltaba el chorizo que se escurría por los dedos o los morros.! Díos mío que chorizo!,. Aquel chorizo era imposible que fuera malo para la salud.
La cocina llena de las morcillas y chorizos.! Vaya espectaculo!. Era llegar y sirvase usted mismo.
Bueno! la pieza que era la joya de la corona era el lomo. Fijaros que era el lomo y ahora ni lo miramos en la carniceria porque lo tenemos prohibido porque engorda y te pone a cien el colesterol.
Pero en aquellos días no existía el colesterol, lo que había era unas ganas de comer que te morías. Bueno, y la noche que metían el chorizo a la lumbre, y lo sacaban humeando, casi calcinado, pero como estaba de bueno. Que lo comías con aquel pan que era de morirse. Aquella grasilla que soltaba el chorizo que se escurría por los dedos o los morros.! Díos mío que chorizo!,. Aquel chorizo era imposible que fuera malo para la salud.