Flérida, para mi dulce y sabrosa
más que la
fruta del cercado ajeno,
más blanca que la leche, y más hermosa
que el prado por abril de
flores lleno:
si tú respondes pura y amorosa
al verdadero amor de tu Tirreno,
a mi majada arribarás primero
que el
cielo nos muestre su lucero.
ALCINO