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MANTINOS: COMO ERA NUESTRO PUEBLO...

COMO ERA NUESTRO PUEBLO
EN LOS AÑOS CINCUENTA.
Sus casas y sus calles.
Mirando estas fotos, es fácil recordar cómo era nuestro pueblo y sobre todo cómo estaban nuestras calles y casas.
La vida ha evolucionado de tal forma, que en nada se le parece; y por eso ahora cuando le visitamos, comprobamos que el cambio ha merecido la pena y que si nuestros antepasados lo pudieran ver, no se lo podrían creer.
Debido a que nuestros padres vivían en su mayoría de la agricultura y ganaderia, sus casas lógicamente estaban adaptadas por completo a su trabajo y en la mayor parte de ellas, tenían las cuadras unidas o muy cerca para de esta forma tener vigilado al ganado en su mayoría.
Para ellos era muy cómodo cuando nacía un ternero o tenían que ordeñar, o echar de comer a los cerdos, no tener que salir a la calle; o acercarse al gallinero para recoger los cuatro huevos que en ese dia hubieran puesto las gallinas.
En el caso de mis padres y aunque yo no lo recuerdo, tenían la casa completamente unida a la cuadra, con la vivienda arriba y la planta de abajo totalmente dedicada al ganado, hasta el punto de que por el patio entraban las vacas hacia la cuadra; hasta que en los años cuarenta se abrió una puerta por la calle cantarranas para que el ganado entrara y saliera por ella y se dedicó la parte de abajo de la casa a una vivienda, con la cocina, dos dormitorios, comedor, cantina y de más.
En esa reforma también se construyó la hornera a la entrada del patio, donde mi madre hacia el pan cada quince días. (de este tema, hablaremos mas adelante).
Los que no sois de esa época, no os podéis ni imaginar cómo eran esas calles de sucias y desastrosas por que al haber tanto ganado, siempre tenias que estar vigilante para que las moñigas de las vacas no te sorprendieran y debido a que el pueblo es mas bien llano, no os quiero ni contar cuando llovía como se ponían de barros... Procurábamos ponernos las famosas albarcas que a veces hasta casi se cubrían.
No recuerdo cada cuanto tiempo tocaban a huebra para entre todos limpiarlas haciendo verdaderos montones de barro que dejaban durante unos días por las calles para que se secara y que luego con carros se lo llevaban a los prados para abonarlos.
Pero teníamos un problema añadido; y es que como por aquellos años aun no había luz eléctrica, os podéis imaginar la sorpresa con que te podías encontrar por las noches si salías a la calle... lo mas normal era tropezarte con uno de esos montones y meterte hasta la cintura...
Yo era muy pequeña pero recuerdo muy bien la impresión que me hizo cuando nos pusieron la luz.
El recuerdo que tengo es que era tal la claridad que daba, que prácticamente nos deslumbraba; y es que no me extraña después de estar tan acostumbrados a la luz de los faroles y candiles; y no os digo nada de las lámparas de carburo que tan pronto lucían mucho, como se apagaban si te pasabas con la llave del agua...
Volviendo a la luz eléctrica, aquello fue algo que nos parecía un sueño a pesar de que la garantía era bastante dudosa y cada dos por tres, se nos iba y nos dejaba cor tres pares de narices. (Esta frase la decía mi abuela) Así que no podíamos dejar de tener a punto los faroles para las cuadras y las lámparas de carburo.
El carburo eran unas piedras que se traían de las fabricas de explosivos de Guardo.
Para que la lámpara luciera, era necesario regularla con agua; y que producía un gas que salía por la boquilla, que al encenderla, con un mechero o cerilla se hacia la luz.

Continuaré.