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La guerra. Mi tío, Javier.
Yo, no viví la guerra, pero he oido muchas veces a mi madre y a mis tías como perdieron al único hermano que tenian, el niño pequeño de la casa y cómo no el ojo derecho de su padre, después de cuatro hijas, os lo podeís imaginar.
Durante la guerra, iban llamando a las quintas, pero como la guerra no llegaba a su fin, tuvieron que ir los que todavía no habían hecho el servicio militar, con 18 años. Javier, un chico cariñoso y muy semsible a las desgracias de la gente, cuando llegó a la guerra y vió tanta pena, heridos, muerte.... dejó de comer y claro... enfermó. Le llevaron a un hospital pero ya no pudieron hacer nada por El,. Mi abuelo fue a buscarle y le trajo a casa los últimos días que le quedaban para que estuviera con la familia.
Pasado un tiempo, mi abuelo murió de pena y mi abuela, como es de imaginar tuvo que salir adelante como la mayoría de mujeres de aquellos años.
Mi padre también estuvo en la guerra y me contaba entre otras cosas. Cuando llegué al campo de batalla, estaba en primera línea, le dije al Mando: no tengo fusil, donde puedo coger uno y El me contestó: mata a uno y ya tienes fusil....
No volveré a hablar de la guerra, un tema que odio y eso que mis padres solían decir: hemos vivido la guerra, pero tanto en un bando como en el otro se han cometido muchas injusticias
Un ¡hurra ¡a todas las madres que perdieron un hijo en la guerra, y aún así fueron capaces de superarlo. ¡VIVA LA PAZ ¡
Yo, no viví la guerra, pero he oido muchas veces a mi madre y a mis tías como perdieron al único hermano que tenian, el niño pequeño de la casa y cómo no el ojo derecho de su padre, después de cuatro hijas, os lo podeís imaginar.
Durante la guerra, iban llamando a las quintas, pero como la guerra no llegaba a su fin, tuvieron que ir los que todavía no habían hecho el servicio militar, con 18 años. Javier, un chico cariñoso y muy semsible a las desgracias de la gente, cuando llegó a la guerra y vió tanta pena, heridos, muerte.... dejó de comer y claro... enfermó. Le llevaron a un hospital pero ya no pudieron hacer nada por El,. Mi abuelo fue a buscarle y le trajo a casa los últimos días que le quedaban para que estuviera con la familia.
Pasado un tiempo, mi abuelo murió de pena y mi abuela, como es de imaginar tuvo que salir adelante como la mayoría de mujeres de aquellos años.
Mi padre también estuvo en la guerra y me contaba entre otras cosas. Cuando llegué al campo de batalla, estaba en primera línea, le dije al Mando: no tengo fusil, donde puedo coger uno y El me contestó: mata a uno y ya tienes fusil....
No volveré a hablar de la guerra, un tema que odio y eso que mis padres solían decir: hemos vivido la guerra, pero tanto en un bando como en el otro se han cometido muchas injusticias
Un ¡hurra ¡a todas las madres que perdieron un hijo en la guerra, y aún así fueron capaces de superarlo. ¡VIVA LA PAZ ¡