TRABAJOS QUE REALIZABAN
LOS BURROS EN LAS CASAS.
Al ver esta foto, podemos imaginarnos que servían para muchas cosas.
A parte de los servicios que prestaban en las tareas del campo; era muy normal que nos sirvieran de taxistas en los días de ferias de Guardo y sobre todo en la feria del Carmen que era cuando mas o menos se compraban los primeros cerdos pequeños para empezar a cebarlos para la matanza y posterior sustento de las casas.
Si compraban dos, ponían uno en cada alforja y os podéis imaginar la música que llevaban durante todo el camino…creo que no necesitaban aparato de radio.
Como os contaba una vez que se terminaba de la siega del centeno, tanto por las mañanas como por las tardes, a la terminación de la trilla tenían que empezar a la siega del trigo, cebada y avena. Esto ya era en menores cantidades, pero lo tenían que hacer en esos tiempos libres de la trilla.
Por entonces las fincas eran minifundios por que aun no existía la concentración parcelaria y el burro les venia muy bien para trasladarse de una tierra a otra; con las alforjas encima, colocaban las segaderas, el agua fresca y sobre todo la merienda; y al mismo tiempo si podían ir encima de él…
Por este motivo y el recuerdo que tengo de nuestro burro cantares, no quiero que pase desapercibido en esta historia, por que fue un animal que vivió en la familia durante muchos años y que nos dejo de una manera bastante trágica y que no se merecía.
HISTORIA DEL BURRO CANTARES.
La experiencia que mi hermano Manolo y yo vivimos, se gravo en nuestras retinas de tal forma, que nunca lo pudimos olvidar. Así que rara vez, (en nuestras reuniones familiares) de una u otra forma, siempre había alguien que sacaba el tema.
Mi hermano y yo, éramos los mas pequeños de cuatro hermanos y aunque teníamos entre seis y ocho años, ya colaborábamos en las tareas de la casa y después de salir de la escuela, teníamos una obligación asignada. Entre los animales que había en la casa, teníamos un burro (llamado cantares) y desde luego, solo le faltaba hablar...
Cuando terminaba sus tareas diarias, lo llevaban a una pradera a pastar y los encargados de recogerle y llevarle a la cuadra, éramos mi hermano y yo.
Llevaba tantos años con nosotros, que a pesar de que era un burro, era un gran observador.
Un dia se dio cuenta de que no habíamos echado la aldaba a la puerta; peleó y peleó con su hábil hocico, hasta que consiguió abrirla y se marcho de picos pardos... (sin darse cuenta de que le podía salir caro..) por aquel entonces, era muy normal ver merodear a los lobos por la zona de los corrales y a veces muy a menudo cruzando la vega de un valle a otro.
Así pues, aquella noche, la presa de estas alimañas, fue nuestro pobre burro.
Cuando a la mañana siguiente nuestra madre nos despertó para ir a la escuela, lo primero que oímos fue a nuestro burro rebuznar en la calle.. (como si se quisiera despedir de nosotros).
Inmediatamente nos acercamos a la ventana y cual fue nuestra sorpresa al verle de regreso a la cuadra con un bocado en la panza y sus tripas colgando. (Nos quedamos sin habla). Rápidamente se acercaron mis padres a la cuadra; ya había muerto.
Es cierto que a lo largo de los años pudimos comprobar que de tonto no tenia un pelo, ese dia librándose de esas fieras, nos lo dejo bien claro y sobre todo su lealtad prefiriendo consumir los últimos minutos de su vida, a la puerta de sus anos.
Estoy convencida de que la muerte de ese animal la sufrimos todos como si de un familiar se tratara (sobre todo mi hermano y yo).
LOS BURROS EN LAS CASAS.
Al ver esta foto, podemos imaginarnos que servían para muchas cosas.
A parte de los servicios que prestaban en las tareas del campo; era muy normal que nos sirvieran de taxistas en los días de ferias de Guardo y sobre todo en la feria del Carmen que era cuando mas o menos se compraban los primeros cerdos pequeños para empezar a cebarlos para la matanza y posterior sustento de las casas.
Si compraban dos, ponían uno en cada alforja y os podéis imaginar la música que llevaban durante todo el camino…creo que no necesitaban aparato de radio.
Como os contaba una vez que se terminaba de la siega del centeno, tanto por las mañanas como por las tardes, a la terminación de la trilla tenían que empezar a la siega del trigo, cebada y avena. Esto ya era en menores cantidades, pero lo tenían que hacer en esos tiempos libres de la trilla.
Por entonces las fincas eran minifundios por que aun no existía la concentración parcelaria y el burro les venia muy bien para trasladarse de una tierra a otra; con las alforjas encima, colocaban las segaderas, el agua fresca y sobre todo la merienda; y al mismo tiempo si podían ir encima de él…
Por este motivo y el recuerdo que tengo de nuestro burro cantares, no quiero que pase desapercibido en esta historia, por que fue un animal que vivió en la familia durante muchos años y que nos dejo de una manera bastante trágica y que no se merecía.
HISTORIA DEL BURRO CANTARES.
La experiencia que mi hermano Manolo y yo vivimos, se gravo en nuestras retinas de tal forma, que nunca lo pudimos olvidar. Así que rara vez, (en nuestras reuniones familiares) de una u otra forma, siempre había alguien que sacaba el tema.
Mi hermano y yo, éramos los mas pequeños de cuatro hermanos y aunque teníamos entre seis y ocho años, ya colaborábamos en las tareas de la casa y después de salir de la escuela, teníamos una obligación asignada. Entre los animales que había en la casa, teníamos un burro (llamado cantares) y desde luego, solo le faltaba hablar...
Cuando terminaba sus tareas diarias, lo llevaban a una pradera a pastar y los encargados de recogerle y llevarle a la cuadra, éramos mi hermano y yo.
Llevaba tantos años con nosotros, que a pesar de que era un burro, era un gran observador.
Un dia se dio cuenta de que no habíamos echado la aldaba a la puerta; peleó y peleó con su hábil hocico, hasta que consiguió abrirla y se marcho de picos pardos... (sin darse cuenta de que le podía salir caro..) por aquel entonces, era muy normal ver merodear a los lobos por la zona de los corrales y a veces muy a menudo cruzando la vega de un valle a otro.
Así pues, aquella noche, la presa de estas alimañas, fue nuestro pobre burro.
Cuando a la mañana siguiente nuestra madre nos despertó para ir a la escuela, lo primero que oímos fue a nuestro burro rebuznar en la calle.. (como si se quisiera despedir de nosotros).
Inmediatamente nos acercamos a la ventana y cual fue nuestra sorpresa al verle de regreso a la cuadra con un bocado en la panza y sus tripas colgando. (Nos quedamos sin habla). Rápidamente se acercaron mis padres a la cuadra; ya había muerto.
Es cierto que a lo largo de los años pudimos comprobar que de tonto no tenia un pelo, ese dia librándose de esas fieras, nos lo dejo bien claro y sobre todo su lealtad prefiriendo consumir los últimos minutos de su vida, a la puerta de sus anos.
Estoy convencida de que la muerte de ese animal la sufrimos todos como si de un familiar se tratara (sobre todo mi hermano y yo).
Bonita historia.