CONTINUACIO DE LA TRILLA.
A medida que pasaban los días, los montones de parva iban creciendo y era otra tarea la que se acumulaba…Había que empezar a beldar.
Este trabajo cuando yo le conocí, ya era todo un lujo, por que ya existían las maquinas aunque eran a manivela. Era un trabajo bastante duro por que la maquina funcionaba con arreglo a la carga que la echaras y lo que es peor, con las fuerzas y constancia con que le dieras a la manivela.
Otra vez mas, era un trabajo de hombres…”aunque el orden de factores… no solía alterar al producto”.
Pero ya era un gran adelanto que si nuestros antepasados lo hubieran conocido, se hubieran llevado una gran alegría.
Ellos tenían que valerse con la fuerza del aire para que al lanzarlo para arriba, se separara el grano de la paja a fuerza de insistir una y otra vez.
Luego a medida que pasaban los años, se sustituyo la manivela por un motor; y ese sistema duró hasta que comenzaron las cosechadoras, que es lo que tienen en los momentos actuales.
Recuerdo que cuando se empezaba a beldar, se tiraban unos cuantos días con este trabajo por que solamente lo hacían por las tardes después de recoger la trilla y sobre todo pos las mañanas al amanecer.
Pero a veces por la noche cuando lo dejaban para irse a dormir, había un buen montón de grano ya limpio que no había dado tiempo de meterlo en los sacos y llevárselo a casa.
Entonces se solían quedar a dormir con una manta y al calor de la paja (bueno y de los picores que esta proporcionaba…)
Recuerdo que un día nos quedamos mi hermano y yo…Creo que fue una noche de lo mas criminal; a las cuatro de la mañana cuando fueron para continuar, no habíamos pegado ojo por que nos daba miedo acordándonos de lo cerca que estaba el cementerio…
Menos mal que la noche estuvo tranquila; que si nos llegan a atracar…no hubiéramos puesto ni la más mínima resistencia. (Vaya dos, decía mi madre cuando se lo contábamos sin parar de reírse).
Creo que lo que menos nos importó, fue no haber pegado ojo.. Con la alegría que nos llevamos cuando les oímos cerca de nosotros…Salimos a ellos sin necesidad de que nos despertaran…
Y así entre unas cosas y otras, el mes de Agosto iba cayendo y la trilla se iba controlando.
Pero quedaba el golpe de la paja, que aquello además de duro, era insoportable.
No se cuando era peor, si cuando hacia calor, o cuando hacia aire.
La preparación y carga de los carros, ya no tenia nada que ver con los que preparaban para la hierva y el acarreo de los cereales.
Estos eran más cortos, pero bastante mas altos; y por si fuera poco, había que llevarlos con buen comolgo, por que con el castañeteo de las calles, la paja menguaba y parece ser que no era muy honroso.. Así que aquello era mortal al tener que prensar la paja entre las mallas.
Cuando se iba terminando de cargar el carro uno se ponía contento, pero la alegría duraba poco pensando en que llegaríamos al pajar y comenzaría otra vez la juerga..
Normalmente una vez descargado el carro en la misma boca del pajar, había una persona que se quedaba allí para echarlo al pajar por la ventana, otra arriba para irlo separando y apilándolo y por ultimo la que estaba al final, que era la que se tragaba todo el polvo.
Mientras tanto, los acarreadores, seguían su curso para poder hacer los mas viajes posibles en el dia.
Eran unos días no menos duros; y a pesar del cansancio acumulado que ya todo el mundo tenia, estaba muy cerca la llegada del Cristo y cada dia se vivía con esa ilusión; en primer lugar, por que lo gordo del verano ya había pasado y en segundo lugar, por que ese dia llegaba la propinilla que a lo largo del verano habían prometido...
Yo recuerdo la romería del Cristo como algo muy bonito y extraordinario. Recuerdo que íbamos por el sendero del monte en grupos de chiquillos y mayores en zapatillas; y cuando llegábamos a la fuente ya muy cercana, nos aseábamos, bebíamos agua y tan contentos y deseosos de gastarnos esos reales o pesetas que nos habían dado.
Recuerdo que comprábamos regaliz, chupones en forma de cachabas, uvas... Bueno aquello nos sabia a gloria y nos daba hasta pena comerlo por que no se nos terminara... y a la puesta del sol, todo el mundo a casa.
El dia del Cristo a parte de la misa y procesión tan bonita, era una romería muy popular, donde fundamentalmente se agrupaban de todos los alrededores para comprar y vender los cerdos para cebar y criar.
Recuerdo que en casa de mis padres por la tarde solían parar con los cerdos la gente que llegaba de los pueblos mas lejanos en caballerías para hacer un alto en el camino y darles de comer y beber..
Y de esta romería, hasta la fiesta del pueblo que ya estaba al caer....
A medida que pasaban los días, los montones de parva iban creciendo y era otra tarea la que se acumulaba…Había que empezar a beldar.
Este trabajo cuando yo le conocí, ya era todo un lujo, por que ya existían las maquinas aunque eran a manivela. Era un trabajo bastante duro por que la maquina funcionaba con arreglo a la carga que la echaras y lo que es peor, con las fuerzas y constancia con que le dieras a la manivela.
Otra vez mas, era un trabajo de hombres…”aunque el orden de factores… no solía alterar al producto”.
Pero ya era un gran adelanto que si nuestros antepasados lo hubieran conocido, se hubieran llevado una gran alegría.
Ellos tenían que valerse con la fuerza del aire para que al lanzarlo para arriba, se separara el grano de la paja a fuerza de insistir una y otra vez.
Luego a medida que pasaban los años, se sustituyo la manivela por un motor; y ese sistema duró hasta que comenzaron las cosechadoras, que es lo que tienen en los momentos actuales.
Recuerdo que cuando se empezaba a beldar, se tiraban unos cuantos días con este trabajo por que solamente lo hacían por las tardes después de recoger la trilla y sobre todo pos las mañanas al amanecer.
Pero a veces por la noche cuando lo dejaban para irse a dormir, había un buen montón de grano ya limpio que no había dado tiempo de meterlo en los sacos y llevárselo a casa.
Entonces se solían quedar a dormir con una manta y al calor de la paja (bueno y de los picores que esta proporcionaba…)
Recuerdo que un día nos quedamos mi hermano y yo…Creo que fue una noche de lo mas criminal; a las cuatro de la mañana cuando fueron para continuar, no habíamos pegado ojo por que nos daba miedo acordándonos de lo cerca que estaba el cementerio…
Menos mal que la noche estuvo tranquila; que si nos llegan a atracar…no hubiéramos puesto ni la más mínima resistencia. (Vaya dos, decía mi madre cuando se lo contábamos sin parar de reírse).
Creo que lo que menos nos importó, fue no haber pegado ojo.. Con la alegría que nos llevamos cuando les oímos cerca de nosotros…Salimos a ellos sin necesidad de que nos despertaran…
Y así entre unas cosas y otras, el mes de Agosto iba cayendo y la trilla se iba controlando.
Pero quedaba el golpe de la paja, que aquello además de duro, era insoportable.
No se cuando era peor, si cuando hacia calor, o cuando hacia aire.
La preparación y carga de los carros, ya no tenia nada que ver con los que preparaban para la hierva y el acarreo de los cereales.
Estos eran más cortos, pero bastante mas altos; y por si fuera poco, había que llevarlos con buen comolgo, por que con el castañeteo de las calles, la paja menguaba y parece ser que no era muy honroso.. Así que aquello era mortal al tener que prensar la paja entre las mallas.
Cuando se iba terminando de cargar el carro uno se ponía contento, pero la alegría duraba poco pensando en que llegaríamos al pajar y comenzaría otra vez la juerga..
Normalmente una vez descargado el carro en la misma boca del pajar, había una persona que se quedaba allí para echarlo al pajar por la ventana, otra arriba para irlo separando y apilándolo y por ultimo la que estaba al final, que era la que se tragaba todo el polvo.
Mientras tanto, los acarreadores, seguían su curso para poder hacer los mas viajes posibles en el dia.
Eran unos días no menos duros; y a pesar del cansancio acumulado que ya todo el mundo tenia, estaba muy cerca la llegada del Cristo y cada dia se vivía con esa ilusión; en primer lugar, por que lo gordo del verano ya había pasado y en segundo lugar, por que ese dia llegaba la propinilla que a lo largo del verano habían prometido...
Yo recuerdo la romería del Cristo como algo muy bonito y extraordinario. Recuerdo que íbamos por el sendero del monte en grupos de chiquillos y mayores en zapatillas; y cuando llegábamos a la fuente ya muy cercana, nos aseábamos, bebíamos agua y tan contentos y deseosos de gastarnos esos reales o pesetas que nos habían dado.
Recuerdo que comprábamos regaliz, chupones en forma de cachabas, uvas... Bueno aquello nos sabia a gloria y nos daba hasta pena comerlo por que no se nos terminara... y a la puesta del sol, todo el mundo a casa.
El dia del Cristo a parte de la misa y procesión tan bonita, era una romería muy popular, donde fundamentalmente se agrupaban de todos los alrededores para comprar y vender los cerdos para cebar y criar.
Recuerdo que en casa de mis padres por la tarde solían parar con los cerdos la gente que llegaba de los pueblos mas lejanos en caballerías para hacer un alto en el camino y darles de comer y beber..
Y de esta romería, hasta la fiesta del pueblo que ya estaba al caer....
Yo recuerdo que antes del Cristo venian aquellas piaras de cerdos negros, cuando pasaban por el pueblo como nos gustaba ir a verlas, se comian todo lo que encontraban por el camino, por la tarde noche iban a dormir a la cuadra de tu padre, para el dia siguiente recorrer el camino para llegar al Cristo, yo recuerdo de niño que un año mi abuelo compro uno de esos para cebarle para el tiempo de la matanza.
Bueno Carlos; pues si recuerdas eso, ya es algo para que vayas metiendote en cintura y comiences alguna historia; pero como ya os he dicho antes, no lo conteis en abreviatura, por que entonces con unas lineas, terminais el comentario...