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MANTINOS: Parece que el frío anima a escribir!...

Voy a intentar de recordar la mayor cantidad de juegos de los años 50 y 60... En primer lugar, haré algunas reflexiones puntuales de la actualidad. Nuestra infancia no tiene nada que ver con la que se vive hoy. Nosotros creo que si se caía la casa, a ningún niño o niña nos pillaba dentro. Siempre estábamos en la calle y haciendo funcionar nuestra imaginación. Puedo decir con mucho orgullo que nunca me aburrí de niño. La sociedad actual ha evolucionado para bien en muchos temas, pero en lo referente a la infancia y juventud no tanto. Creo que los chicos y chicas de hoy en día, se aburren y se cansan antes de los juegos que nosotros. En los juegos de hoy no existe ni la imaginación ni la creatividad, todo te lo dan hecho. Seguro que en aquellos años había mucha diferencia entre los que vivíamos en pueblos y los que vivían en ciudades. En la actualidad, no hay prácticamente ninguna diferencia. Todo el mundo dispone de los mismos elementos de juego. Máquinas electrónicas, ordenadores... Después de estas reflexiones, voy a intentar de hacer uso de mi memoria infantil, regresar a aquellos años y recordar cómo pasábamos el tiempo los chicos y chicas. Los juegos y actividades que realizábamos, dependían mucho de la estación del año. Intentaré hacer un resumen de los que más disfruté como niño. La peonza, consistía en hacer un círculo y sacarla. Todo el mundo cortábamos el trocito de madera y poníamos una punta, clavo o chinchetas. Más de alguno lloramos cuando nos la abrían por la mitad. Yo tuve la gran suerte de que como mi abuelo Francisco era pastor y tenía mucho tiempo y manitas, me las hacía de haya y duraban más. Os acordáis lo que hacíamos cuando se salía el rejón, utilizábamos la boñiga de las vacas y parece que se aguantaba más. Tamb ién las metíamos en agua. La nita, era un trozo de madera con algunos adornos o sin ellos. Poníamos encima o debajo los cartones de las cajas de cerillas. Lanzábamos con dos tangas de piedra lo más redondas posibles entre diez y once metros de distancia. Ganaba el que tiraba la nita y dejaba más cerca la tanga de los cartones. Después evolucionó y las tangas ya eran de hierro y ya no se ponían cartones, sino monedas. El aro, lo teníamos de todos los tamaños: rueda de bicicletas, de carrales viejas, de los cestos de ir a buscar hojas de roble para los cerdos, de ir a sacar patatas y otros más pequeños de hierro. Hacíamos una quía con alambre y así los dirigíamos. Era muy divertido. Los cartones: hacíamos un círculo, depositábamos los cartones de las cajas de cerillas dentro y consistía en sacarlos con un tacón de zapatos o un trozo de goma dura lo más redonda posible. Lanzamiento de jabalina: cogíamos un cardo grande, sacábamos la barilla y a lanzar a ver quién llegaba más lejos. Otros utilizaban otro tipo de baras. Nos subíamos a la barriduela y desde allí se lanzaba. El pincho: eran palos que se clavaban en un lugar húmedo y ganaba el que tiraba al suelo el de los contrarios y el suyo se quedaba clavado. Las canicas (el gua): como no las teníamos de cristal o de hierro de los cojinetes, nos las hacíamos de arcilla. Se rompían pronto porque las dejábamos secar y enseguida a jugar. Luego ya se jugaba con las vidrio. Tiro al arco: Hacíamos el arco y las flechas de madera y a hacer puntería. Después algunos las flechas las hacían con las barillas de los paraguas. Las pajareras y los butrones: cuando nevaba y hacía mucho frío se tapaban las ventanas de los corrales y se jaba una sola por donde entraban los pardales. Se ponía el butrón en la ventana abierta, entrábamos en el corral les espantábamos y todos iban a parar allí, ya que era la única luz que tenían. Otros juegos que eran muy divertidos: a pillar, el escondite, tres navíos en el mar..., ir a resbalar al río cuando estaba helado, resbalar en la laguna del candilejo, bajar con tablas o plásticos todo el vallejo de la escula e ir a parar al arroyo. Cuá ntas broncas recibíamos de los que subían o bajaban por él para ir a trabajar a la fábrica o a la mina. Seguro que se me olvidan algunos juegos. Las chicas jugaban mucho al castro, a las tobas y otros juegos citados anteriormente. Cuanta imaginación y creatividad con tal de estar todos y todas juntos sin aburrirnos un instante. No me quiero olvidar de los partidos de fútbol en: la barriduela, en la atalaya, en la majadilla, en el campamento. Partidos inolvidables de solteros contra casados, de las chicas y de las madres. Pero no me puedo olvidar de los partidos contra Guardo, Villalba, Fresno, Pino y Muñeca. Recuerdos de la infancia que nunca podré olvidar y que marcaron nuestras vidas para siempre. Feliz año 2011 para todos y todas las de mi pueblo. Un abrazo muy fuerte de Ana María y Guillermín.

Parece que el frío anima a escribir!
pues que siga el frio!