Una de chistes...
Adriana, 3 años
Adriana, al meterse por primera vez en una piscina en la que hacía pie, exclamó: « ¡Hala, esta piscina sí que tiene suelo!».
Alejandro, 5 años
Alejandro todos los días le quitaba dinero a su padre de la cartera. Un día su padre le pilló y le preguntó: « ¿Qué haces? ¿Me estás robando?». Alejandro le respondió: «No lo estoy robando, me lo estoy encontrando».
Manu, 7 años
El padre de Manu le hizo una sopa para cenar y le dijo: «Cómetelo, que está muy rico». El niño tomó dos cucharadas y le contestó: «Papi, tú y yo tenemos gustos distintos».
Juana, 5 años
Un día Juana intentaba ponerse las zapatillas sola, y le preguntó a su madre: « ¿Ésta en qué pie va?». Su madre le contestó: «En éste». Y la niña dijo: «Vale. ¡El otro no me lo digas!».
Mario, 4 años
Mario estaba hablando un día con su madre sobre lo que quería ser de mayor. Su madre le preguntó: « ¿Cómo te gustaría trabajar: de pie, como tu tío Javi, o sentado, como Jordi?». Mario, viendo a su abuelo en el sofá, dijo: «Tumbado, como el yayo (abuelo)».
Adriana, 3 años
Adriana, al meterse por primera vez en una piscina en la que hacía pie, exclamó: « ¡Hala, esta piscina sí que tiene suelo!».
Alejandro, 5 años
Alejandro todos los días le quitaba dinero a su padre de la cartera. Un día su padre le pilló y le preguntó: « ¿Qué haces? ¿Me estás robando?». Alejandro le respondió: «No lo estoy robando, me lo estoy encontrando».
Manu, 7 años
El padre de Manu le hizo una sopa para cenar y le dijo: «Cómetelo, que está muy rico». El niño tomó dos cucharadas y le contestó: «Papi, tú y yo tenemos gustos distintos».
Juana, 5 años
Un día Juana intentaba ponerse las zapatillas sola, y le preguntó a su madre: « ¿Ésta en qué pie va?». Su madre le contestó: «En éste». Y la niña dijo: «Vale. ¡El otro no me lo digas!».
Mario, 4 años
Mario estaba hablando un día con su madre sobre lo que quería ser de mayor. Su madre le preguntó: « ¿Cómo te gustaría trabajar: de pie, como tu tío Javi, o sentado, como Jordi?». Mario, viendo a su abuelo en el sofá, dijo: «Tumbado, como el yayo (abuelo)».
Muy buenos chistes, jajajaa