Buenas noches a todos.
Es la primera vez que escribo aqui en el foro, (bueno, me lo está escribiendo mi nieta porque yo ni tengo internet ni entiendo de cómo va esto)...
Me he enterado de que estáis haciendo un libro sobre Mantinos y me gustaría poner mi granito de arena.
"A mi querido pueblo de Mantinos y a todos los vecinos en general.
Mi nombre es Consuelo, más conocida como Chelo.
Nací en Mantinos hace 70 años.
Mis padres eran Mauricio y Priscila, ya fallecidos, y mis abuelos, Florentino y Dionisia. Mis hermanos son Mauricio, Genoveva y Tinín.
Vivo en Burgos, pero siempre seré de Mantinos.
Fui a la escuela con una maestra que se llamaba Doña Paulina y los chicos iban con un maestro que se llamaba Don Amador, marido de la maestra. La maestra me mandaba a mí a ver el puchero y a sus hijos, que los dejaba en casa con su abuelo, que era su padre, y se llamaba Leopoldo, ya muy mayor.
Cuando era pequeña me lo pasaba muy bien paseándome por el arroyo que pasaba por el medio del pueblo que salía del Bocal y terminaba en la presa del Molino.
Otras veces, tenía que pelar hojas para los gochos. A todos nos tocaba hacer las mismas tareas, nos decían ¡primero a trabajar y luego a jugar!...
Qué bien lo pasábamos saltando a la comba, jugando a pillar, a esconder, a saltar “a la una anda la mula” y a muchas más, pero claro, no era todo jugar…
Recuerdo cuando teníamos que ir a Guardo a por pan con unas nevadas que pa´que…
Y cuando nos levantábamos y nos había tapado la nieve las puertas y teníamos que hacer un sendero my estrecho para poder salir a la calle porque estaba la nieve muy alta y se caía encima…no sabéis que puñetas lo pasábamos…
No se me olvida de cuando íbamos a coger patatas y con las retamas hacíamos lumbre y las asábamos, y nos las comíamos medio crudas, mientras hacía un frio que nos quitaba la polilla…y cuando nos levantábamos a las cinco de la mañana a soltar las vacas a la hacienda, yo las llevaba hasta el Camino Vecinal.
También cuando íbamos a segar, que nos tapábamos la cara para no ponernos negras porque, por aquel entonces, no se llevaba lo moreno, al contrario que ahora que, cuanto más negras, mejor… Ahora se destapan, al revés que antes.
Bueno, queridas y queridos amigos, de todas las maneras yo no puedo contar mucho porque me fui siendo pequeña del pueblo, del cual no me olvido nunca.
Sin más, me despido con un fuerte abrazo para todos por igual.
Chelo."
Es la primera vez que escribo aqui en el foro, (bueno, me lo está escribiendo mi nieta porque yo ni tengo internet ni entiendo de cómo va esto)...
Me he enterado de que estáis haciendo un libro sobre Mantinos y me gustaría poner mi granito de arena.
"A mi querido pueblo de Mantinos y a todos los vecinos en general.
Mi nombre es Consuelo, más conocida como Chelo.
Nací en Mantinos hace 70 años.
Mis padres eran Mauricio y Priscila, ya fallecidos, y mis abuelos, Florentino y Dionisia. Mis hermanos son Mauricio, Genoveva y Tinín.
Vivo en Burgos, pero siempre seré de Mantinos.
Fui a la escuela con una maestra que se llamaba Doña Paulina y los chicos iban con un maestro que se llamaba Don Amador, marido de la maestra. La maestra me mandaba a mí a ver el puchero y a sus hijos, que los dejaba en casa con su abuelo, que era su padre, y se llamaba Leopoldo, ya muy mayor.
Cuando era pequeña me lo pasaba muy bien paseándome por el arroyo que pasaba por el medio del pueblo que salía del Bocal y terminaba en la presa del Molino.
Otras veces, tenía que pelar hojas para los gochos. A todos nos tocaba hacer las mismas tareas, nos decían ¡primero a trabajar y luego a jugar!...
Qué bien lo pasábamos saltando a la comba, jugando a pillar, a esconder, a saltar “a la una anda la mula” y a muchas más, pero claro, no era todo jugar…
Recuerdo cuando teníamos que ir a Guardo a por pan con unas nevadas que pa´que…
Y cuando nos levantábamos y nos había tapado la nieve las puertas y teníamos que hacer un sendero my estrecho para poder salir a la calle porque estaba la nieve muy alta y se caía encima…no sabéis que puñetas lo pasábamos…
No se me olvida de cuando íbamos a coger patatas y con las retamas hacíamos lumbre y las asábamos, y nos las comíamos medio crudas, mientras hacía un frio que nos quitaba la polilla…y cuando nos levantábamos a las cinco de la mañana a soltar las vacas a la hacienda, yo las llevaba hasta el Camino Vecinal.
También cuando íbamos a segar, que nos tapábamos la cara para no ponernos negras porque, por aquel entonces, no se llevaba lo moreno, al contrario que ahora que, cuanto más negras, mejor… Ahora se destapan, al revés que antes.
Bueno, queridas y queridos amigos, de todas las maneras yo no puedo contar mucho porque me fui siendo pequeña del pueblo, del cual no me olvido nunca.
Sin más, me despido con un fuerte abrazo para todos por igual.
Chelo."