PALENCIA
Oro, cigüeñas y lino
Por Mantinos discurre la Cañada Real Leonesa, una de las vías de trashumancia más antiguas
22.04.09 - GONZALO ALCALDE CRESPO| MANTINOS
Todos los que hemos pasado por Mantinos decimos lo mismo, ya que es lo primero que verás y te llamará la atención antes de que llegues a vislumbrar el pueblo. Nidos y nidos de cigüeñas, que plácidamente han instalado su residencia sobre los robles y fresnos que pueblan el paisaje natural de este pequeño pueblo de la vega alta del río Carrión. Sólo alrededor del pueblo se contabilizan más de medio centenar de parejas de esta familiar ave zancuda, que está claro que allí se sienten cómodas y a gusto. Entre otras cosas, porque los mantinenses no las molestan, y porque ya se han convertido en un símbolo de esta acogedora villa norteña palentina.
Cuando llego allí, intuyo por los rezos y cánticos que salen de la iglesia que medio pueblo está en misa, pues es domingo. Por no molestar, me voy a dar una vuelta mientras recuerdo que no hace mucho tiempo leí un trabajo de unos investigadores que aseguraban que en el entorno de Mantinos existen movimientos de tierra realizados en época romana, muy parecidos a los que se conservan en Las Médulas leonesas, con los que los romanos buscaron depósitos de arenas auríferas.
Sea cierto o no, lo que sí sabemos es que a través de su término discurre una de las vías pecuarias trashumantes más antiguas, la conocida como Cañada Real Leonesa, así como una vereda y un cordel que llegaba hasta el mismo pueblo. Al situarse su puebla en una terraza por encima de la margen izquierda del río Carrión que discurre cerca del pueblo, facilitó que en él llegaran a existir dos molinos harineros y que durante una buena parte del XIX, Mantinos fuese uno de los lugares de esta comarca donde más lino se producía.
También recuerdo que de este pueblo era natural el linaje de Santos Bullón, el arzobispo que mandó edificar la imponente fachada de la casa-palacio de Guardo, cuya casa solariega todavía puede verse allí en pie. Asimismo, sé que en Mantinos nació Antonio Hompanera de Cos, ministro que fuera de la reina Isabel II allá por el año 1838. A ellos tengo que añadir un buen amigo con el que hice la mili, Alejo Franco, que por lo buena persona que es y por el empeño que siempre ha puesto en que no se perdiese nuestra amistad, bien merece que yo le nombre aquí como un hijo ilustre más de esta grata villa. Pues si lo es para las cigüeñas, no puede ser mala para un forastero.
Regresé hasta la iglesia parroquial de San Andrés, que se fecha en el siglo XVIII, aunque el presbiterio se cubre con bóveda de crucería, lo que quiere decir que probablemente allí existió otra iglesia más antigua. Y mientras contemplo el frontal del digno altar salomónico que conserva un bello cordobán (guadamecí) así como una excelente escultura de Santa Águeda del siglo XVIII, saludo a un buen número de vecinos que salen en ese momento de misa.
Entre ellos está su alcalde, José Manuel del Blanco, un hombre cordial y pletórico de ilusión por su pueblo. En su compañía vuelvo a recorrer el pueblo, mientras me comenta todos los proyectos que tiene pensados para él. Si tuviese que relatarlos aquí, tendríamos que editar un suplemento sólo para Mantinos.
Me habla de que existe la posibilidad de que se construya una pequeña urbanización a la entrada del pueblo. También de 'la patatada', una celebración que realizan el lunes siguiente al día de la fiesta, donde se prepara un guisado de carne con doscientos kilos de patatas al que están invitados los vecinos del pueblo y todos los que les visiten.
Me enseña el teleclub y el recién terminado consultorio médico del que se ve que está orgulloso, y de allí me lleva al parque de La Cañadilla, un acogedor rincón acondicionado con templetes, fuente, mesas y barbacoas, donde se puede disfrutar de un buen día de campo a la vez que se puede practicar la pesca en la orilla del río.
Oro, cigüeñas y lino
Por Mantinos discurre la Cañada Real Leonesa, una de las vías de trashumancia más antiguas
22.04.09 - GONZALO ALCALDE CRESPO| MANTINOS
Todos los que hemos pasado por Mantinos decimos lo mismo, ya que es lo primero que verás y te llamará la atención antes de que llegues a vislumbrar el pueblo. Nidos y nidos de cigüeñas, que plácidamente han instalado su residencia sobre los robles y fresnos que pueblan el paisaje natural de este pequeño pueblo de la vega alta del río Carrión. Sólo alrededor del pueblo se contabilizan más de medio centenar de parejas de esta familiar ave zancuda, que está claro que allí se sienten cómodas y a gusto. Entre otras cosas, porque los mantinenses no las molestan, y porque ya se han convertido en un símbolo de esta acogedora villa norteña palentina.
Cuando llego allí, intuyo por los rezos y cánticos que salen de la iglesia que medio pueblo está en misa, pues es domingo. Por no molestar, me voy a dar una vuelta mientras recuerdo que no hace mucho tiempo leí un trabajo de unos investigadores que aseguraban que en el entorno de Mantinos existen movimientos de tierra realizados en época romana, muy parecidos a los que se conservan en Las Médulas leonesas, con los que los romanos buscaron depósitos de arenas auríferas.
Sea cierto o no, lo que sí sabemos es que a través de su término discurre una de las vías pecuarias trashumantes más antiguas, la conocida como Cañada Real Leonesa, así como una vereda y un cordel que llegaba hasta el mismo pueblo. Al situarse su puebla en una terraza por encima de la margen izquierda del río Carrión que discurre cerca del pueblo, facilitó que en él llegaran a existir dos molinos harineros y que durante una buena parte del XIX, Mantinos fuese uno de los lugares de esta comarca donde más lino se producía.
También recuerdo que de este pueblo era natural el linaje de Santos Bullón, el arzobispo que mandó edificar la imponente fachada de la casa-palacio de Guardo, cuya casa solariega todavía puede verse allí en pie. Asimismo, sé que en Mantinos nació Antonio Hompanera de Cos, ministro que fuera de la reina Isabel II allá por el año 1838. A ellos tengo que añadir un buen amigo con el que hice la mili, Alejo Franco, que por lo buena persona que es y por el empeño que siempre ha puesto en que no se perdiese nuestra amistad, bien merece que yo le nombre aquí como un hijo ilustre más de esta grata villa. Pues si lo es para las cigüeñas, no puede ser mala para un forastero.
Regresé hasta la iglesia parroquial de San Andrés, que se fecha en el siglo XVIII, aunque el presbiterio se cubre con bóveda de crucería, lo que quiere decir que probablemente allí existió otra iglesia más antigua. Y mientras contemplo el frontal del digno altar salomónico que conserva un bello cordobán (guadamecí) así como una excelente escultura de Santa Águeda del siglo XVIII, saludo a un buen número de vecinos que salen en ese momento de misa.
Entre ellos está su alcalde, José Manuel del Blanco, un hombre cordial y pletórico de ilusión por su pueblo. En su compañía vuelvo a recorrer el pueblo, mientras me comenta todos los proyectos que tiene pensados para él. Si tuviese que relatarlos aquí, tendríamos que editar un suplemento sólo para Mantinos.
Me habla de que existe la posibilidad de que se construya una pequeña urbanización a la entrada del pueblo. También de 'la patatada', una celebración que realizan el lunes siguiente al día de la fiesta, donde se prepara un guisado de carne con doscientos kilos de patatas al que están invitados los vecinos del pueblo y todos los que les visiten.
Me enseña el teleclub y el recién terminado consultorio médico del que se ve que está orgulloso, y de allí me lleva al parque de La Cañadilla, un acogedor rincón acondicionado con templetes, fuente, mesas y barbacoas, donde se puede disfrutar de un buen día de campo a la vez que se puede practicar la pesca en la orilla del río.
Pero este comentario. ¿termina asi,?
Si, venía hoy en el Norte de Castilla
Pero esta incompleto.
Por que?
Por la forma en que termia ¿no'
el periodista que tendría ganas de terminar
