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Que os parece meter en el libro esta historia que contó Charo una vez:
"Era una familia muy humilde y numerosa, en que la comida escaseaba. Un día próximo a la Navidad, a la hora de comer, el padre se puso a hablar a sus hijos de lo que haría si le tocaba el gordo.
-Si nos toca la lotería lo primero que haría sería comprar un cerdo para criarlo.
Los niños, entonces, se empezaron a agrupar al lado de su padre para escucharlo.
-Cuando estuviese cebado y bien gordo, haríamos la matanza -seguía diciendo el padre. Y los niños se iban juntando más a su alrededor-. Y comeríamos el calducho y las morcillas.
Los niños se apiñaban, sentados en el suelo, junto a la silla de su padre.
-Y haríamos chorizo y lomo. Los niños, apretados unos a otros, seguían el relato de su padre.
-Y comeríamos cocido, con sopa, los garbanzos y luego la carne, el tocino, el chorizo, el relleno...
Los niños, casi relamiéndose, seguirán estrechándose más y más junto al padre.
-Y algunos días, para variar, comeríamos costilla con patatas.
Entonces, uno de los niños, que pugnaba con un hermano, por estar más cerca de su padre, exclamó, enfadado:
-Padre, que éste no me deja untar.
"Era una familia muy humilde y numerosa, en que la comida escaseaba. Un día próximo a la Navidad, a la hora de comer, el padre se puso a hablar a sus hijos de lo que haría si le tocaba el gordo.
-Si nos toca la lotería lo primero que haría sería comprar un cerdo para criarlo.
Los niños, entonces, se empezaron a agrupar al lado de su padre para escucharlo.
-Cuando estuviese cebado y bien gordo, haríamos la matanza -seguía diciendo el padre. Y los niños se iban juntando más a su alrededor-. Y comeríamos el calducho y las morcillas.
Los niños se apiñaban, sentados en el suelo, junto a la silla de su padre.
-Y haríamos chorizo y lomo. Los niños, apretados unos a otros, seguían el relato de su padre.
-Y comeríamos cocido, con sopa, los garbanzos y luego la carne, el tocino, el chorizo, el relleno...
Los niños, casi relamiéndose, seguirán estrechándose más y más junto al padre.
-Y algunos días, para variar, comeríamos costilla con patatas.
Entonces, uno de los niños, que pugnaba con un hermano, por estar más cerca de su padre, exclamó, enfadado:
-Padre, que éste no me deja untar.