Siempre que se nos va un ser querido, parece que no nos salen las palabras. Y justo eso es lo que a mi me ha pasado con "Amparao".
Casi se la consideraba como la matriarca del
pueblo, ya que cada año cuando en
verano dabamos el
paseo hasta el
rio, alli nos sorprendia con su agradable saludo sentada en su
puerta o arropada con su abrigo en las
noches frias de la
fiesta; pero siempre presente.
Vaya para toda su
familia mi mas sentido pesame y todo mi cariño. Y es seguro que cada año la seguiremos
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