Una vez separado y picado todo el magro para los chorizos, venía la parte del adobo de lomos jamones costillas y espinazos. Recuerdo que se hacían con bastante ajo, orégano, sal gorda, pimentón y agua. Al cabo de unos días, se ponía a escurrir; luego y a continuación se colgaba en varales que tenían preparados en lugares libres de humedades y heladas.
Una vez hechos los chorizos, se colgaban de la misma forma. Durante unos días, les ponían un poco de lumbre para que la tripa fuera pegándose a la carne, y no se empapelaran, y cogieran el sabor del humo de aquella leña de roble que luego les daba aquel sabor tan especial. Así que junto con las morcillas, era un espectáculo verlo todo junto y colgado, pero siempre vigilantes, porque aquello sería su sustento para todo el año, sobre todo en el verano cuando tanto se necesitaba.
Una vez hechos los chorizos, se colgaban de la misma forma. Durante unos días, les ponían un poco de lumbre para que la tripa fuera pegándose a la carne, y no se empapelaran, y cogieran el sabor del humo de aquella leña de roble que luego les daba aquel sabor tan especial. Así que junto con las morcillas, era un espectáculo verlo todo junto y colgado, pero siempre vigilantes, porque aquello sería su sustento para todo el año, sobre todo en el verano cuando tanto se necesitaba.