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Árboles singulares
Testigos de nuestra historia
Son 10 los árboles catalogados en nuestra provincia como ejemplares de singular relevancia en Castilla y León. Por sus medidas excepcionales, por su edad, su conformación, historia, particularidad científica, o interés ecológico, cultural y paisajístico.
La declaración de especímenes vegetales de especial singularidad implica la garantía para su conservación, incluso para que sean tenidos en cuenta en los estudios de evaluación de impacto ambiental o cualquier instrumento de planificación.
Castilla y León, y en particular Palencia, posee una gran diversidad de árboles singulares, tanto autóctonos como exóticos que forman parte de nuestro paisaje cotidiano y en muchos casos de nuestra memoria.
En el verano de 2004 fueron evaluados 216 árboles en Castilla y León, de los cuales 150 han sido incluidos en el Catálogo de Especies Singulares. 10 de estos ejemplares se ubican en tierras palentinas. Encabezando el listado de toda la región figura el portentoso Roblón de Estalaya (Palencia).
El Roblón: más de 500 años de edad, un perímetro de 10,6 metros, y una superficie de copa de 177 metros cuadrados. Visita irrenunciable en los entornos del pantano de Requejada. No muy lejos le acompañan los árboles fósiles de Verdeña, testigos igualmente de un pasado muy distinto.
No podían faltar los tejos de Tosande, con tres ejemplares de más de mil años y perímetros de hasta 5 metros y medio. Forman parte del bosque milenario enclavado en el valle de Tosande
Otros de los árboles son un roble de Tenada de Resoba (más de 500 años); un olmo viejo en Camporredondo, con más 150 años y un perímetro de 4,34 metros; un pino en Vallejo de Orbó: 29 metros de altura, 4.5 metros de diámetro y una edad de 108 años...
Aún hay más: un cedro en Brañosera de 6,35 m. de perímetro, un roble de Lebanza de 8,3 metros de perímetro, y por último una encina de Guijondo de 16 metros de altura y 359 metros cuadrados de copa.
La declaración de árbol singular comporta unas garantías para su conservación y aprovechamiento, como la elaboración de Planes de Conservación y delimitación de un área periférica de protección.
Testigos de nuestra historia
Son 10 los árboles catalogados en nuestra provincia como ejemplares de singular relevancia en Castilla y León. Por sus medidas excepcionales, por su edad, su conformación, historia, particularidad científica, o interés ecológico, cultural y paisajístico.
La declaración de especímenes vegetales de especial singularidad implica la garantía para su conservación, incluso para que sean tenidos en cuenta en los estudios de evaluación de impacto ambiental o cualquier instrumento de planificación.
Castilla y León, y en particular Palencia, posee una gran diversidad de árboles singulares, tanto autóctonos como exóticos que forman parte de nuestro paisaje cotidiano y en muchos casos de nuestra memoria.
En el verano de 2004 fueron evaluados 216 árboles en Castilla y León, de los cuales 150 han sido incluidos en el Catálogo de Especies Singulares. 10 de estos ejemplares se ubican en tierras palentinas. Encabezando el listado de toda la región figura el portentoso Roblón de Estalaya (Palencia).
El Roblón: más de 500 años de edad, un perímetro de 10,6 metros, y una superficie de copa de 177 metros cuadrados. Visita irrenunciable en los entornos del pantano de Requejada. No muy lejos le acompañan los árboles fósiles de Verdeña, testigos igualmente de un pasado muy distinto.
No podían faltar los tejos de Tosande, con tres ejemplares de más de mil años y perímetros de hasta 5 metros y medio. Forman parte del bosque milenario enclavado en el valle de Tosande
Otros de los árboles son un roble de Tenada de Resoba (más de 500 años); un olmo viejo en Camporredondo, con más 150 años y un perímetro de 4,34 metros; un pino en Vallejo de Orbó: 29 metros de altura, 4.5 metros de diámetro y una edad de 108 años...
Aún hay más: un cedro en Brañosera de 6,35 m. de perímetro, un roble de Lebanza de 8,3 metros de perímetro, y por último una encina de Guijondo de 16 metros de altura y 359 metros cuadrados de copa.
La declaración de árbol singular comporta unas garantías para su conservación y aprovechamiento, como la elaboración de Planes de Conservación y delimitación de un área periférica de protección.