MARCILLA DE CAMPOS 16-08-2005-10-
HOMENAJE DEL PUEBLO DE MARCILLA A de. TIBURCIO ORTEGA ARCONADA
Con motivo del CENTENARIO de vida del hijo de Marcilla de C., Don Tiburcio Ortega Arconada, su pueblo, se complace en hacer una breve reseña biográfica, que, a grandes rasgos, nos recuerde el discurrir significativo de una dilatada vida de 100 años.
Don Tiburcio nació en Marcilla de C. Un 15 de Abril de 1905, en el seno de una familia de agricultores dedicada al campo. Vivió con sus padres: Victoriano Ortega y Juana Arconada y sus no menos apreciados hermanos: Feliciano, Marcelino y Felisa; fallecidos, los tres la década pasada, tras largos años de vida: 94, 87, y 92 años respectivamente.
Sus primeros años de infancia transcurrieron en Marcilla, asistiendo a la Escuela Pública con Don EPIFANIO, quién guiaría los primeros pasos de escolaridad .Tuvo como compañeros, entre otros, a: Manuel Redondo, Emiliano Ruiz, Santiago Díez etc..
En Marcilla logró sobreponerse a epidemias, al hambre y a la ignorancia que por entonces estaban sembrando y abonando los campos de Castilla.
A los 13 años se trasladó a Palencia, residiendo en el Colegio S. Isidoro y asistiendo a los .cursos de Bachillerato y preparatorio a la Universidad en el Instituto “Jorge Manrique.”de la capital. Aventajado alumno, que por entonces era el primer bachiller del pueblo.
La dirección que tomó su vida fue la que le dieron sus padres, lo que explica su dedicación a la profesión. Cursó los 6 años de medicina, cuya licenciatura muestra con orgullo la ORLA que cuelga en su casa, pues parece ser el único superviviente de los licenciados en la Facultad de Medicina de Valladolid a finales de la década de los años 20,
De ahí, con un termómetro y un fonendoscopio se hizo titular de la plaza de medicina de Atención Primaria en San Cebrián se Campos y Amayuelas
Por su condición de doctor fue movilizado, como capitán médico, para asistir a las incidencias médicas de la GUERRA CIVIL ESPEñOLA y de cuyas vivencias subyacen los más horrendos recuerdos.
Al acabar la guerra volvió a su destino en S. Cebrián y posteriormente desempeñó las titularidades en Itero de la Vega, Abia y tres años en Marcilla y Requena ; Distritos que tenía que recorrer a pié o a caballo para hacer las visitas a las casas de sus pacientes.
Y si S. Cebrian y Amayuelas fueron sus primeros destinos, el último fue Venta de Baños, donde transcurrieron los 20 últimos años de su vida profesional.
..Los pueblos le recuerdan por su gran perseverancia en la profesionalidad, trabajador y luchador siempre al servicio de sus pacientes.
Tras jubilarse como médico en 1975, fijó su residencia en Palencia capital, donde reside actualmente. En su casa es atendido por RAQUEL FRANCO VAZQUEZ, quien le está dedicando unos cuantos años de su vida.
Se casó con Baltasara Burgos González en Valladolid, otra hija del pueblo, también recordada y fallecida en 1977, dos años después de su jubilación
A los 95 años sufrió una grava operación que superó fácilmente dada su fortaleza física.
La medicina le llegó tan dentro que cuando dejó la vida activa, decidió hacer una FUNDACION con la que ayudar a los futuros galenos a completar sus estudios, pero posteriormente cambió el destino de su proyecto..
El no había tenido que ver con las enfermedades mentales pero le convencieron para que en 1998, la FUNDACIóN ORTEGA ARCONADA, se dedicara a luchar contra ellas, especialmente la ESQUIZOFRENIA, y ayudar a los que sufren y a sus familias.
Quiso que se llamase así, como homenaje hacia sus hermanos: Feliciano, Marcelino y Elisa.
Por tal motivo y coincidiendo con el centésimo cumpleaños, el 15 de Abril del 2005, la FUNDACIóN concedió un merecido homenaje a su centenario creador, en el que también participaron las Instituciones políticas de la provincia, por la labor profesional llevada a cabo durante todo este tiempo. Distintas instituciones se pusieron de acuerdo para pronunciar una serie de halagos en boca de sus respectivos representantes.
Valores como la humanidad y la generosidad se convirtieron en los protagonistas de este homenaje en torno a la figura de nuestro querido de. Tiburcio.
Siguiendo con su trayectoria generosa y altruista, se ofrece como mecenas e sufragar los gastos que supusieron la realización de la bella talla de la VIRGEN, destinada a su PARROQUIA: MARIA REINA INMACULADA de Palencia.
Su CASA de MARCILLA, donde reside unos días de verano, la cede con fines benéficos, a la INSTITUCIóN DE MINUSVALIDOS de S. CEBRIAN DE CAMPOS.
Y ¿cómo no? Siendo lo que más atañe al pueblo de Marcilla, el pueblo entero, el Ayuntamiento y en especial la COMUNIDAD PARROQUIAL, quieren manifestar su agradecimiento por la sufragación generosa de los costes que supusieron la restauración de la SACRISTíA DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE MARCILLA.
Por todo lo cual estamos sumamente agradecidos y deseamos pueda seguir, entre nosotros, contemplando las obras y disfrutando de la vida muchos años más.
Begoña Estébanez Gil.
HOMENAJE DEL PUEBLO DE MARCILLA A de. TIBURCIO ORTEGA ARCONADA
Con motivo del CENTENARIO de vida del hijo de Marcilla de C., Don Tiburcio Ortega Arconada, su pueblo, se complace en hacer una breve reseña biográfica, que, a grandes rasgos, nos recuerde el discurrir significativo de una dilatada vida de 100 años.
Don Tiburcio nació en Marcilla de C. Un 15 de Abril de 1905, en el seno de una familia de agricultores dedicada al campo. Vivió con sus padres: Victoriano Ortega y Juana Arconada y sus no menos apreciados hermanos: Feliciano, Marcelino y Felisa; fallecidos, los tres la década pasada, tras largos años de vida: 94, 87, y 92 años respectivamente.
Sus primeros años de infancia transcurrieron en Marcilla, asistiendo a la Escuela Pública con Don EPIFANIO, quién guiaría los primeros pasos de escolaridad .Tuvo como compañeros, entre otros, a: Manuel Redondo, Emiliano Ruiz, Santiago Díez etc..
En Marcilla logró sobreponerse a epidemias, al hambre y a la ignorancia que por entonces estaban sembrando y abonando los campos de Castilla.
A los 13 años se trasladó a Palencia, residiendo en el Colegio S. Isidoro y asistiendo a los .cursos de Bachillerato y preparatorio a la Universidad en el Instituto “Jorge Manrique.”de la capital. Aventajado alumno, que por entonces era el primer bachiller del pueblo.
La dirección que tomó su vida fue la que le dieron sus padres, lo que explica su dedicación a la profesión. Cursó los 6 años de medicina, cuya licenciatura muestra con orgullo la ORLA que cuelga en su casa, pues parece ser el único superviviente de los licenciados en la Facultad de Medicina de Valladolid a finales de la década de los años 20,
De ahí, con un termómetro y un fonendoscopio se hizo titular de la plaza de medicina de Atención Primaria en San Cebrián se Campos y Amayuelas
Por su condición de doctor fue movilizado, como capitán médico, para asistir a las incidencias médicas de la GUERRA CIVIL ESPEñOLA y de cuyas vivencias subyacen los más horrendos recuerdos.
Al acabar la guerra volvió a su destino en S. Cebrián y posteriormente desempeñó las titularidades en Itero de la Vega, Abia y tres años en Marcilla y Requena ; Distritos que tenía que recorrer a pié o a caballo para hacer las visitas a las casas de sus pacientes.
Y si S. Cebrian y Amayuelas fueron sus primeros destinos, el último fue Venta de Baños, donde transcurrieron los 20 últimos años de su vida profesional.
..Los pueblos le recuerdan por su gran perseverancia en la profesionalidad, trabajador y luchador siempre al servicio de sus pacientes.
Tras jubilarse como médico en 1975, fijó su residencia en Palencia capital, donde reside actualmente. En su casa es atendido por RAQUEL FRANCO VAZQUEZ, quien le está dedicando unos cuantos años de su vida.
Se casó con Baltasara Burgos González en Valladolid, otra hija del pueblo, también recordada y fallecida en 1977, dos años después de su jubilación
A los 95 años sufrió una grava operación que superó fácilmente dada su fortaleza física.
La medicina le llegó tan dentro que cuando dejó la vida activa, decidió hacer una FUNDACION con la que ayudar a los futuros galenos a completar sus estudios, pero posteriormente cambió el destino de su proyecto..
El no había tenido que ver con las enfermedades mentales pero le convencieron para que en 1998, la FUNDACIóN ORTEGA ARCONADA, se dedicara a luchar contra ellas, especialmente la ESQUIZOFRENIA, y ayudar a los que sufren y a sus familias.
Quiso que se llamase así, como homenaje hacia sus hermanos: Feliciano, Marcelino y Elisa.
Por tal motivo y coincidiendo con el centésimo cumpleaños, el 15 de Abril del 2005, la FUNDACIóN concedió un merecido homenaje a su centenario creador, en el que también participaron las Instituciones políticas de la provincia, por la labor profesional llevada a cabo durante todo este tiempo. Distintas instituciones se pusieron de acuerdo para pronunciar una serie de halagos en boca de sus respectivos representantes.
Valores como la humanidad y la generosidad se convirtieron en los protagonistas de este homenaje en torno a la figura de nuestro querido de. Tiburcio.
Siguiendo con su trayectoria generosa y altruista, se ofrece como mecenas e sufragar los gastos que supusieron la realización de la bella talla de la VIRGEN, destinada a su PARROQUIA: MARIA REINA INMACULADA de Palencia.
Su CASA de MARCILLA, donde reside unos días de verano, la cede con fines benéficos, a la INSTITUCIóN DE MINUSVALIDOS de S. CEBRIAN DE CAMPOS.
Y ¿cómo no? Siendo lo que más atañe al pueblo de Marcilla, el pueblo entero, el Ayuntamiento y en especial la COMUNIDAD PARROQUIAL, quieren manifestar su agradecimiento por la sufragación generosa de los costes que supusieron la restauración de la SACRISTíA DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE MARCILLA.
Por todo lo cual estamos sumamente agradecidos y deseamos pueda seguir, entre nosotros, contemplando las obras y disfrutando de la vida muchos años más.
Begoña Estébanez Gil.