Por el Catastro de la Ensenada sabemos que, de los 127 vecinos con 462 habitantes que tenía Marcilla en 1752, la inmensa mayoría trabajaba en el campo, ya que había 32 cabezas de familia que figuraban como labradores, 46 como jornaleros y 20 como criados de labranza, 5 como pastores y 1 como guarda de mulas. Con la particularidad que los albañiles y tejedores de buena edad solían ajustarse como agosteros por el verano, el herrero y el carretero trabajaban para tener a punto los diversos aperos de labranza, y el veterinario, sobre todo para cuidar de la salud del ganado de labor. Esta realidad que se daba a mediados del siglo XVIII es muy fácil imaginarla con fundamento, para dos siglos antes y otros dos después, ya que la población, con ligeras oscilaciones, venía a ser la misma, y la agricultura junto con la ganadería, eran toda la razón de ser del pueblo.
Profesiones no directamente agrícolas estaban: La del escribano, el secretario, el médico, el cirujano, el maestro, el organista, el sastre, el carnicero, el mesonero, el arriero-tabernero-tendero…. No obstante, voy a incluir también al veterinario, al herrero, al carpintero, al carretero, a los tejedores y a los zapateros, ya que su profesión no era propiamente, ni directamente agrícola.
Si se desea tener más información al respecto, consultar: “Marcilla huellas del pasado” de D. Fco. Herreros Estébanez. págs. 313-322).
Profesiones no directamente agrícolas estaban: La del escribano, el secretario, el médico, el cirujano, el maestro, el organista, el sastre, el carnicero, el mesonero, el arriero-tabernero-tendero…. No obstante, voy a incluir también al veterinario, al herrero, al carpintero, al carretero, a los tejedores y a los zapateros, ya que su profesión no era propiamente, ni directamente agrícola.
Si se desea tener más información al respecto, consultar: “Marcilla huellas del pasado” de D. Fco. Herreros Estébanez. págs. 313-322).