LOS FERROVIARIOS
Para los que murieron hace más de siglo y medio, esta profesión era completamente desconocida e insospechada en Marcilla, ya que la primera línea ferroviaria de España, Barcelona-Mataró se inauguraba el 28 de Octubre de 1848; el tramo Alar del Rey-Reinosa se inauguraba el 28 de mayo de 1857, y el tramo Baños-Alar el 1 de agosto de 1860, habiendo empezado las obras en 1856, después de adjudicarse dicha construcción el 18 de junio. Precisamente el 10 de mayo de 1862 era bautizado en Marcilla el técnico inglés Guillermo Soulhwood empleado en la construcción del ferrocarril, y para ello vino a Marcilla el Sr. Obispo, acompañado de su secretario de visita, del maestro de ceremonias, del arcipreste y de otras personalidades importantes así civiles como eclesiásticas. Se había convertido a la religión católica, e hizo profesión de fe.
El primer jefe de estación (factor) de quien tengo noticias era Gregorio Herreras Rodríguez 1864-1865, y al año siguiente se hacía cargo Pedro Mollado…… Los últimos han sido: Ramón Navas Sendito (1928-1931), Manuel Ventosa (1932-1933), el señor Olgueza 1934 y Cecilio López de Armentia (1936-1960). Después hubo algún que otro factor poco duradero, como Tarsicio Fernández Diez, que es quien mejor recuerdo allá por el año 1966 y la casa estación de planta baja, con todas sus dependencias ya que era bastante larga, que había estado tan cuidada y llena de vida hasta que cesó el señor Cecilio, se fue deteriorando y destrozando, más que por las inclemencias del tiempo, por las hombradas de algunos vándalos modernos, hasta que se creyó más conveniente desmontarla por completo y construir no en su lugar, sino antes de cruzar la vía, un pequeño pero sólido sotechado, a prueba de algunos gamberros, no de los más feroces, que de cuando en cuando siguen apareciendo, también por estas tierras, con el buen servicio que hacen esos pequeños refugios a los que esperan el tren, sobre todo en los días de lluvia o de viento. Claro, que si hace ya más de 25 años que se despachaba el billete en ruta, ahora ya ni siquiera eso, porque desde 1992 no para ya ningún tren. Quién lo iba a decir a mediados del siglo pasado (s. XX), cuando había tantos viajeros y cuando todavía pasaban algunos mercancías tan despacio, que corriendo un poco se podía uno montar en marcha si lo intentaba.
Como residencia de los ferroviarios, hay que añadir además de la estación donde vivía el jefe con su familia, la caseta de Carreboadilla que estaba muy próxima, la de Carrequena junto al camino de su nombre y la vía, y la de Carreosorno que fue la primera en desaparecer. Los últimos que vivieron en ella fueron: Ángel Rosales Panojo 1928-1930, Marcelino Fernández 1931 y Mariano Santos 1932-1935..
Para más información consulta: “Marcilla huellas del pasado” de D. Fco. Herreros Estébanez. (Pg. 333).
Para los que murieron hace más de siglo y medio, esta profesión era completamente desconocida e insospechada en Marcilla, ya que la primera línea ferroviaria de España, Barcelona-Mataró se inauguraba el 28 de Octubre de 1848; el tramo Alar del Rey-Reinosa se inauguraba el 28 de mayo de 1857, y el tramo Baños-Alar el 1 de agosto de 1860, habiendo empezado las obras en 1856, después de adjudicarse dicha construcción el 18 de junio. Precisamente el 10 de mayo de 1862 era bautizado en Marcilla el técnico inglés Guillermo Soulhwood empleado en la construcción del ferrocarril, y para ello vino a Marcilla el Sr. Obispo, acompañado de su secretario de visita, del maestro de ceremonias, del arcipreste y de otras personalidades importantes así civiles como eclesiásticas. Se había convertido a la religión católica, e hizo profesión de fe.
El primer jefe de estación (factor) de quien tengo noticias era Gregorio Herreras Rodríguez 1864-1865, y al año siguiente se hacía cargo Pedro Mollado…… Los últimos han sido: Ramón Navas Sendito (1928-1931), Manuel Ventosa (1932-1933), el señor Olgueza 1934 y Cecilio López de Armentia (1936-1960). Después hubo algún que otro factor poco duradero, como Tarsicio Fernández Diez, que es quien mejor recuerdo allá por el año 1966 y la casa estación de planta baja, con todas sus dependencias ya que era bastante larga, que había estado tan cuidada y llena de vida hasta que cesó el señor Cecilio, se fue deteriorando y destrozando, más que por las inclemencias del tiempo, por las hombradas de algunos vándalos modernos, hasta que se creyó más conveniente desmontarla por completo y construir no en su lugar, sino antes de cruzar la vía, un pequeño pero sólido sotechado, a prueba de algunos gamberros, no de los más feroces, que de cuando en cuando siguen apareciendo, también por estas tierras, con el buen servicio que hacen esos pequeños refugios a los que esperan el tren, sobre todo en los días de lluvia o de viento. Claro, que si hace ya más de 25 años que se despachaba el billete en ruta, ahora ya ni siquiera eso, porque desde 1992 no para ya ningún tren. Quién lo iba a decir a mediados del siglo pasado (s. XX), cuando había tantos viajeros y cuando todavía pasaban algunos mercancías tan despacio, que corriendo un poco se podía uno montar en marcha si lo intentaba.
Como residencia de los ferroviarios, hay que añadir además de la estación donde vivía el jefe con su familia, la caseta de Carreboadilla que estaba muy próxima, la de Carrequena junto al camino de su nombre y la vía, y la de Carreosorno que fue la primera en desaparecer. Los últimos que vivieron en ella fueron: Ángel Rosales Panojo 1928-1930, Marcelino Fernández 1931 y Mariano Santos 1932-1935..
Para más información consulta: “Marcilla huellas del pasado” de D. Fco. Herreros Estébanez. (Pg. 333).