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MARCILLA DE CAMPOS: EL MÉDICO...

EL MÉDICO

Comenta en su libro Francisco Herreros: “Los que conocimos de niños a D. Antonio Alonso Pérez, que tan buenos servicios prestó al pueblo a lo largo de más de 40 años, nos imaginamos que Marcilla siempre contó con médico residente, y que debía hallarse presente en cualquier momento como el mismo señor cura. Sin embargo no ha sido así; lo ordinario en pueblos con una población semejante a la de Marcilla, que andaba por los 500 habitantes, a veces más, a veces menos, es que contaran con los servicios de un cirujano residente y con un médico no residente, que venía al pueblo dos días por semana, y siempre que una causa grave lo requiriera.
El primer médico de quien tengo noticias de que residiera en Marcilla como tal, y a lo largo de 17 años, fue D. Ángel González Colonge, natural de Becerril de Campos, que se había casado precisamente con una de Marcilla, Francisca Luisa Estébanez Cuadros,
Los últimos médicos residentes en Marcilla han sido:
• D. Adolfo Nieto 1890 hasta septiembre de 1893
• D. Nicolás Delgado Rojo Octubre de 1891 hasta fines de 1893
• D. Miguel Pizarro López 1894
• Rogelio Lora Gallardo 1895-1896
• Everildo Presa Ruiz 1897-1901
• D. José Gutiérrez Martín 1902 y parte de 1903
• D. Juan de Dios Aguado Glez. 15-11-1903 a 1910
• D. Antonio Alonso Pérez 1911-1952
• D. José García Izquierdo 1953-1954
• D. Tiburcio Ortega Arconada 1955-1959
• D. Antonio Merino Martínez 2º semestre de 1959 y todo el 1960
• D. Romualdo Jayo Castaño 1961…

Como podemos ver, los que más tiempo han residido en Marcilla han sido D. Juan de Dios Aguado González (7 años largos) y D. Antonio Alonso Pérez, nada menos que 42. El primero se concertó por 750 pts. Por la asistencia a 17 familias pobres, y 50 cargas de trigo por igualas. Del segundo, de quien tantas anécdotas se podían contar, me voy a limitar (según relata Fco. Herreros Estébanez) a una que le hizo merecedor de una distinción muy especial:
El 10-11-1918 acordaron por unanimidad las autoridades del Ayuntamiento, “que por conducto del Colegio de Médicos de Madrid, se solicitara del Gobierno de S. M. la mayor recompensa que pueda concederse, al médico D. Antonio Alonso Pérez, con motivo de la epidemia de gripe, pues no ya por su comportamiento médico que lo alabamos por ser cosa propia de él, al prestar incondicionalmente a todos los enfermos la asistencia más inteligente y esmerada que se pueda pedir, hasta hacer de enfermero en varias ocasiones. Sino que arriesgando su propia vida en beneficio de este vecindario en los momentos más críticos, cuando el pueblo se hallaba consternado por la crueldad de la referida enfermedad, y no encontrando quien condujera al cementerio, en la noche lóbrega del 21 de Octubre a un obrero del campo víctima de la expresada epidemia (Mariano Revuelta Llana de 24 años), dicho médico, en unión del veterinario D. Juan Estébanez Blanco, del Concejal Guillermo Arconada Gil, y del cura párroco D. Ubaldo Pérez, con un heroísmo propio de almas grandes, penetraron en la casa del fallecido y colocando su cadáver en el baúl destinado a los pobres, le condujeron al cementerio dándole cristiana sepultura”.
Nota: Datos tomados de: “Marcilla huellas del pasado” de D. Fco. Herreros Estébanez.