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MENESES DE CAMPOS: Retablo de la Divina Peregrina...

Retablo de la Divina Peregrina

Fue construido por Melchor García en Medina de Rioseco en el último tercio del siglo XVIII, en torno a 1768, cobrando por la obra 2.328 reales. Es un retablo dedicado a temas marianos. Es de madera blanca sin dorar o barnizar. Los motivos que en él nos encontramos son los siguientes:

En la parte superior la entrega de la casulla por la Virgen a San Ildefonso. En la parte inferior nos encontramos con el tema de la Anunciación.

El tema central es el de la Virgen Peregrina o Nuestra señora del Refugio, que es la imagen que va en el camarín, cerrado con una puerta de cristal, muy del gusto del siglo. XVIII. La imagen de la Virgen, que es una imagen de vestir sólo tiene la cara y las manos, el resto lo constituye un armazón de madera, el bastidor, que sirven para sujetar el vestido de la Virgen. Otro gusto del siglo XVIII que observamos en la imagen es el gusto por los postizos, en este caso el pelo natural, que hace que la imagen se parezca a una muñeca.

La imagen es la típica Virgen Peregrina, con su esclavina con las conchas jacobeas, su bastón de peregrino, el bordón o calabaza para el agua: Viva la peregrina/ con su esclavina, con su bolsero y con su bordón/ lleva zapato bajo, medias de seda/ sombrero fino que es un primor, así canta la copla popular, actualmente olvidada. Sobre su brazo izquierdo lleva el niño. La advocación de la Virgen peregrina, como su mismo nombre indica va unido al mundo de las peregrinaciones, en concreto al camino de Santiago. Esta advocación la encontramos en el siglo XVIII en Sahagún de Campos. Para corroborar lo que acabamos de decir quisiéramos anotar el siguiente detalle: en el Museo regional de Queretaro en Méjico nos encontramos con un cuadro del pintor Luis Berrueco representando a la Divina Peregrina o Nuestra Señora del Refugio con los detalles anteriormente señalados, esclavina, conchas o veneras, bastón y sosteniendo el niño con su brazo izquierdo, lo más llamativo del cuadro es la leyenda que lleva en la parte inferior: La divina peregrina Nuestra Señora del Refugio que se venera en el seminario de San Francisco de Misioneros de Sahagún en la diócesis de León.

Esta imagen tenía su leyenda, según la cual no era la Virgen, sino una santa a quien el marido la había abandonado con su hijo, pura leyenda; como pura leyenda es la que hace referencia a que fueron unos peregrinos los que robaron los colores de la cara a la imagen; y pura superstición la que hacía referencia a que en el bolso se contenía unos papeles de los cuales se decía que si su contenido era desvelado a uno le podían venir grandes castigos.

Aquí anteriormente había dos retablos dedicados a San Antón y a San Gregorio Magno, de los cuales se conservan dos tabla y una imagen de San Antón, que han sido realojados en el actual altar de la Peregrina. Las tablas son de un pintor vallisoletano que vivió entre los siglos XV-XVI, 1485-1565, y que trabajó mucho tanto en Valladolid como en los pueblos de su actual provincia. Estos cuadros son las tentaciones de San Antón donde aparece el Santo como asustado ante un par de demonios que se abalanzan sobre él, al fondo aparece un paisaje, y la misa de San Gregorio, donde aparece San Gregorio entre dos acólitos en el momento de la consagración elevando la Sagrada forma en el momento en que sobre el altar se le aparece Cristo resucitado con la cruz, al fondo se abre una ventana con un paisaje, con lo cual el pinto crea profundidad en el cuadro.

La Virgen del Refugio, la Bendita Peregrina, era la patrona de los pastores de ganado lanar, que fueron abundantes hasta finales del siglo XIX, los cuales constituyeron una cofradía que no sólo tenía una finalidad religiosa, dar culto y buscar la protección de la Virgen, sino también asistencial, ayudarse en caso de necesidad. La fiesta de dicha cofradía se celebraba el domingo posterior a San Mateo, es decir, el último domingo de septiembre.

Tenemos en la nave central dos retablos barrocos con columnas y cariátides que fueron tallados en 1743 por Melchor García, artesano de Rioseco, cobrando por ello la cifra de 4.000 reales y dorados por Cosmes de Matallana en 1764 que recibió por el trabajo la cantidad de 7.481 reales.