Ningún lugar mejor para conocer de cerca las esclusas, el recorrido, y preguntando a cualquier afable vecino, la ya desconocida función del
Canal de Castilla; disfrutar de baños en el Pisuerga,
paseos cicloturistas por la más representativa llanura Castellana; holgazanear recostado bajo la
sombra de los chopos; vislumbrar la abundante
fauna en su estado más salvaje. Y por supuesto, compartir y contagiarse de la agradable y sencilla forma de vida de sus habitantes.
Alguien que pasó, y no lo olvidó.
... (ver texto completo)