Llegué al pueblo a una hora intempestiva. Era un domingo. Y me encontré con Abilio. Le comenté que tenía interés en sacar unas fotos de la iglesia. Y Abilio, todo amabilidad, me acompañó a la casa del alcalde, quien nos dejó la llave para poder ver la iglesia. Gracias Abilio, gracias Sr. Alcalde. Y las fotos que sirvan de recuerdo para propios y extraños.