También yo me acuerdo de ayudar a mi tio Nicolás y a mi tía Isabel en las faenas veraniegas de la trilla en una era que tenían después de pasar la Iglesia. ¡Cómo se babeaban aquellos bueyes que arrastraban el trillo sin poder comerse ni una sola espiga por culpa de los bozales que llevaban puestos! Con qué rapidez tenía que levantarme del trillo y ponerles una lata abollada debajo del rabo para recogerles sus excrementos. En una ocasión me dejó mi tio Nicolás dirigir un pequeño trillo que arrastraba un caballo percherón y por mi inexperiencia se salió de la parva. ¡Y aquellos nublones del centeno que salían por la brillante rampa de la veldadora junto al grano que se pagaban a buen precio para no sé qué clase de medicina! Aún recuerdo las competiciones que echaba con mi prima Clementina para ver quien de los dos cogía más! (Soy Manolito, el último de los hijos de Leoncio Serrano Santos, el que fuera Maestro de su propio pueblo de nacimiento (Payo de Ojeda) desde el 8 de Enero de 1.944 y el mes de Octubre de 1.952).