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PAYO DE OJEDA: Es una pena que en el interior de este viejo pórtico...

Es una pena que en el interior de este viejo pórtico de la Iglesia de Payo de Ojeda sólamente se conserve uno de los dos viejos bancos laterales alargados que conocí en mi infancia. En ellos nos sentábamos los niños del pueblo a la espera de entrar en el rosario. Cuando ya casi era de noche, recuerdo que el sacristán del pueblo (Jesús "el manco") nos deslumbraba con una linterna que colocaba debajo del muñón del brazo que le faltaba y con la mano del brazo bueno nos daba algún que otro cariñoso manporro ayudado por alguno de sus amigos. También yo cogía "rapapollos" (antes de entrar en el rosario) en la era que había detrás de la casa de la Anita (que a pesar de ser algo sorda tocaba el armonio en la Iglesia), y de cuya casa llevaba las ascuas de su lumbre para quemar el incienso que se echaba en el incensario. El cura del pueblo era el temido y famoso Don Lucinio, que terminó creando un auténtico cisma en el pueblo por oponerse al baile que, todos los domingos y días de fiesta, se organizaba en los locales propiedad del tio Voto y en los que él mismo tocaba la dulzaina y el tío Braulio el tambor. Los mismos locales, tienda y bar en los que su hija Socorrito y su hermano Rubén (además de sus padres), nos vendían a los niños del pueblo toda clase de chucherías (cuchiflitos) cuando recibíamos, muy de tarde en tarde, alguna inesperada propina. (Soy Manolito, el último de los hijos de Don Leoncio Serrano Santos, Maestro en la Escuela de Niños de su propio pueblo de nacimiento entre el 8 de Enero de 1.944 y el mes de Octubre del año 1.952).