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Charo:
En Pino de Viduerna, y pueblos de alrededor, no han quitado los pórticos o "portales de la iglesia" (¡Cuántas miradas, cuántas complicidades, cuántas "cosillas" guardan en sus silencios!)
Pero no te quería decir eso. Te quería comentar, al hilo de la foto del pueblo que, efectivamente, no tiene nada que ver con tiempos no muy lejanos. Lo curioso, y nunca lo he entendido, es que cuando no había agua corriente, ni luz, ni WC, ni muchos etc. más, había mujeres, hombres, niños, vacas, perros, gatos, gallinas, pastor, cura, monaguillos, tierra, barro, o sea, pueblo....
Ahora, que los han dejado preciosos, no hay nada ni nadie. Y esa es mi cruz, Charo, llevar a cuestas ese por qué.
Cuando leía, ahora ya no lo hago para que no influya nadie en mi forma de pensar, me impresionaba Unamuno y su obsesión por la muerte. A mí me parecía una tontería tener miedo a la muerte, puesto que si todos morían yo no iba a ser una excepción.
No creo que Unamuno pensaría nunca en la muerte de los pueblos del Norte de mi tierra. Para mí es una cruz que llevo clavada en el alma y no sé cómo quitarla...
Desaparecen todos, Charo. Es que nadie hace absolutamente nada por ellos. Un poco de hormigón o de asfalto, cinco árboles, cuatro jardineras, tres papeleras, dos tractores parados, un Tele-Club cerrado y... ¿El trabajo...?
Un abrazo para todos.
En Pino de Viduerna, y pueblos de alrededor, no han quitado los pórticos o "portales de la iglesia" (¡Cuántas miradas, cuántas complicidades, cuántas "cosillas" guardan en sus silencios!)
Pero no te quería decir eso. Te quería comentar, al hilo de la foto del pueblo que, efectivamente, no tiene nada que ver con tiempos no muy lejanos. Lo curioso, y nunca lo he entendido, es que cuando no había agua corriente, ni luz, ni WC, ni muchos etc. más, había mujeres, hombres, niños, vacas, perros, gatos, gallinas, pastor, cura, monaguillos, tierra, barro, o sea, pueblo....
Ahora, que los han dejado preciosos, no hay nada ni nadie. Y esa es mi cruz, Charo, llevar a cuestas ese por qué.
Cuando leía, ahora ya no lo hago para que no influya nadie en mi forma de pensar, me impresionaba Unamuno y su obsesión por la muerte. A mí me parecía una tontería tener miedo a la muerte, puesto que si todos morían yo no iba a ser una excepción.
No creo que Unamuno pensaría nunca en la muerte de los pueblos del Norte de mi tierra. Para mí es una cruz que llevo clavada en el alma y no sé cómo quitarla...
Desaparecen todos, Charo. Es que nadie hace absolutamente nada por ellos. Un poco de hormigón o de asfalto, cinco árboles, cuatro jardineras, tres papeleras, dos tractores parados, un Tele-Club cerrado y... ¿El trabajo...?
Un abrazo para todos.