La última reforma que se ha hecho en la ermita de La Asunción fue a últimos de 2018 y comienzos del siguiente. Y ha sido de mucho calado, por dentro y por fuera. Por cierto que, por esas fechas, un amigo, llamado César Herrero Herrero, originario del pueblo, me mandó uno de sus varios libros de poesía, titulado DANDO LUZ A LAS SOMBRAS, y en él dedica un poema a la Virgen de La Asunción -recordando el canto de La Salve-, cuyos primeros versos dicen así: Discurren los arroyos a besarla./ De rodillas, le reza el sol poniente,/ y escucha otra plegaria convergente/ de un coro de jilgueros sin nombrarla"/. Recuerdo que leí la poesía completa ante el público poblanchino, y al final, se vio como proyecto de futuro el esculpirla en una placa, y que quedase en la ermita como un atractivo turístico junto a otros que hay en su interior. Lo recuerdo para evitar olvidos.
