Esta casa, conocida por "las anchoas", desde que dejó de ser cuérnago y pasó a formar parte de la familia de los industriales de harinas de pescado, fue habitada por la señora Aurora, quien después de sufrir un robo y vivir sola, cesó de tocar el armonio y el coro de cantoras de la iglesia y, en la actualidad en venta, después de haber sido comprada y pintada por la familia J. M. Ruiz.