Se acabó lo que se daba. Así de lacónica resulta la frase y así de triste el resultado final del hecho en sí. Y es que, con los últimos calores de este mes de septiembre que ya nos acerca al otoño, han partido de nuestro pueblo los últimos veraneantes que, por unos meses, le dieron un aporte extraordinario de vida, haciendo que por sus calles volvieran a escucharse conversaciones de gentes que iban y venían de acá para allá, e incluso voces infantiles y juegos de los más pequeños en el remozado Parque ... (ver texto completo)