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REVILLA DE COLLAZOS: El encanto de la vihuela ...

El encanto de la vihuela
La obra cumbre de la iglesia de Revilla de Collazos es el curioso busto-estatua que representa a un personaje barbado tocando el instrumento musical

No habremos entrado en Revilla de Collazos y casi a la carretera sale a recibirnos un ajardinado parque que comparte espacio con el primitivo frontón municipal. Frente por frente, se localizan las antiguas escuelas, donde se instala el centro cultural, y desde allí, cualquiera de las calles nos llevará hasta las proximidades de su iglesia parroquial o a los arrabales naturales de los entornos próximos al cauce del río Boedo, donde en estas fechas podremos disfrutar de la gran paleta de colores que el otoño pinta por sus tupidos sotos.
Revilla de Collazos es un antiguo lugar cuyo caserío se ubica en la margen derecha del río que viene dando nombre a esta dilatada comarca del valle del Boedo. El centro urbano se sitúa en la amplia plaza del Ayuntamiento, que según parece anda en reformas aprovechando las ayudas del Plan E, y que se abre en torno a un pequeño jardín con fuente. No muy lejos de allí se localiza su iglesia parroquial de San Andrés, que conserva excelentes restos del que fuera su antiguo edificio del románico tardío.
Al visitar esta iglesia, por fuera veremos que es un edificio que se distribuye en una sola nave de buena hechura. Claramente se aprecia que sufrió muchas modificaciones en época barroca, pues entre otras cosas se le añadieron algunas capillas laterales, la torre y un atrio, que seguramente hizo que desapareciera su fachada original.
Un bello ventanal
Lo más autentico del que fuera el antiguo edificio románico lo veremos en su cabecera, pues el ábside de tambor se organiza en tres lienzos separados por dos columnas adosadas que se elevan desde sendas pilastras hasta la altura de los capiteles que se sitúan ya cerca del alero. A través de él discurre una imposta de ajedrezado jaqués, que realza más si cabe esta excelente cabecera románica.
Todavía allí, y en el costado del mediodía del templo, se conserva uno de los más bellos ventanales del románico palentino, un ventanal que milagrosamente se salvó de la dura reforma, pues según parece existía otro muy parecido a éste que se localizaba en la cabecera del ábside, y que fue cegado. Es un ventanal dovelado de medio punto, derramado y decorado con arquivolta de baquetón que se apea por medio de capiteles y columnillas. Por fuera se muestra con un exuberante guardapolvo decorado con hojas de acanto, motivo éste que se repetirá en el capitel del lado derecho, mientras que en el opuesto veremos a dos centauros enfrentados y enredados entre zarzas
Ya dentro del templo también veremos que las bóvedas son de crucería y que la cabecera está oculta tras un retablo barroco. En ella merecerá que nos fijemos en su arco triunfal, conformado por doble columna sobre la que se alzan sendos capiteles dobles de buena factura, en los que se representa una lucha entre caballeros y que entre medias se sitúa una dama, y en el opuesto, un personaje sedente con dos lanzas cruzadas a nivel de su abdomen y flanqueado por sendos grifos alados con la cabeza vuelta sobre el lomo.
Pero la obra cumbre románica de esta iglesia es el curioso fuste-estatua, procedente posiblemente de un ventanal, que representa a un personaje barbado, reproducido con todo lujo de detalles, que toca con un arco una vihuela de cinco cuerdas. A él hemos de unir la pila bautismal, también románica, profusamente decorada con un sogueado en el borde, y a la que sustentan tres fieras cabezas de león, esculpidas en su basa.